Me ha parecido interesante traer aquí un resumen de las conclusiones que publica la prestigiosa página Eroski Consumer, sobre la alimentación durante el confinamiento. En su análisis, se relacionan las “lecciones” que esta maldita pandemia ha dejado sobre el consumidor de alimentos y su influencia en la salud. No obstante, tengo que decir que nosotros llevamos bastante bien la situación desde el punto de vista de la comida, ya que acostumbramos a planificar nuestros menús con antelación, y, aparte, comprendimos que debíamos disminuir las raciones al no tener el mismo gasto energético.

Pero en general, según el estudio;

1.- El confinamiento nos cogió de improviso en abastecimiento de alimentos. Y aquí supongo que no ocurriría lo mismo según fuesen familias de pocos o de varios miembros. Se produjo una auténtica locura por comprar, temiendo un desabastecimiento. Está claro que tenemos que aprender a contar con una despensa de alimentos no perecederos y de congelados para hacer frente a estos imprevistos.

2.- El término compra responsable ha sido muy citado durante los últimos años. Ahora se ha situado en el centro de las cuestiones derivadas de la pandemia. Hay que evitar descontroles y exageraciones en las compras. Se trata de comprar con moderación, adquiriendo lo que se necesita.

3.- Los alimentos frescos y saludables deben seguir siendo protagonistas (frutas y verduras, pastas, arroces y legumbres y carnes, pescados, huevos y lácteos. Por ese orden, según indica la noticia, y todo ello acompañado de un buen aceite de oliva virgen extra. Es otra de las lecciones.

4.- Cocinar en casa ganó en valor, según se refleja en la mayor compra de productos frescos. De ese modo, la gente supo mejor lo que comía, evitando alimentos procesados.

5.- La ansiedad o el nerviosismo que a veces acompaña a la sensación de hambre ha llevado en muchas ocasiones a comer mal, echando mano de cualquier producto ultraprocesado. Durante el confinamiento, este sentimiento de estrés ha estado muy patente, y sería bueno que aprendiésemos a controlarlo.

6.- La concienciación de que no necesitamos tanto y que comiendo menos estaremos mejor, dado que hemos tenido menor gasto energético durante el confinamiento. De hecho el sedentarismo se ha traducido en un aumento de peso para muchas personas. La salud se ha empeorado tras la alarma. 

7.- El sobrepeso es un factor de riesgo ante la covid-19. De ahí la importancia de comer de modo saludable, ante el peligro de peor pronóstico y evolución de la enfermedad.