La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha acusado a once marcas de aceite –algunos muy bien vistos- de engañar al consumidor etiquetando como virgen extra lo que solo es virgen o incluso aceite lampante. Las cabeceras del Grupo Joly dedicaron ayer doble página a analizar este posible fraude, que se suma a los ataques de los competidores de nuestro sector olivarero, siendo España el primer productor mundial de aceite y el principal exportador, con 800.000 toneladas de aceite al año.

En su defensa, los distribuidores subrayan que el aceite de oliva es uno de los productos con más exigencias legales, pues debe superar 45 parámetros analíticos además de una prueba de cata; y al parecer, es aquí donde está la duda….los expertos catadores tienen en su poder el prestigio de los aceites de oliva. Por ello, algunos países se están planteando establecer sus propios paneles de catas.

Por otro lado, se advierte que del molino al envase, el aceite puede recibir daño por la luz o el calor, y deteriorarse con rapidez.  De hecho, la ley responsabiliza a la envasadora del recorrido del producto, en cuanto a su transporte y conservación en los supermercados. El aceite es un producto vivo, cuyas cualidades evolucionan con el tiempo, siendo la última cosecha considerada como de nivel medio-bajo, por lo que no hay gran diferencia entre el aceite virgen y el virgen extra. Todo ello ocurre mientras los grandes distribuidores presionan a la baja de los precios.

Los comercializadores consideran que la OCU ha ocupado el lugar de la Administración en el control de la calidad del aceite, por lo que exigen una actitud más dura por parte de los poderes públicos, con sanciones ejemplares en caso de incumplimiento, pero también más diplomacia para defender el sector, en un marco de definición de calidades. Se dice que se produce menos aceite de oliva virgen extra del que se envasa.

Todas estas informaciones generan gran confusión en el consumidor, además de poner en riesgo el liderazgo mundial de la producción del aceite de oliva español. Al final, el comprador no está muy seguro de lo que está comprando, pues algunos etiquetados se prestan a diferentes interpretaciones, como el de “aceite de oliva suave”….

Personalmente, desconfío cuando el precio del aceite no sobrepasa los 3 euros el litro. Y, a falta de poder oler y probar el aceite en la estantería de la tienda, tengo que guiarme por marcas ya consolidadas y orígenes acreditados del mercado del aceite. Los consumidores poco más podemos hacer. Siempre estamos expuestos a que nos engañen. Y aunque algunas viejas marcas han perdido sin duda calidad y prestigio en el tiempo, los clásicos orígenes olivareros dicen mucho al comprador (Jaen, Córdoba….). Y, de todos modos, hay que aplaudir la iniciativa de la OCU.

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RECORDATORIOS:

Sobre los tipos de aceite: ACEITE VIRGEN EXTRA: el de mejor calidad. Directamente de las aceitunas con medios mecánicos.  Aroma y sabor, acidez menor de 1º. Con todas las propiedades. ACEITE VIRGEN      : menor calidad, también medios mecánicos, pero con ligeras alteraciones en sus parámetros. Acidez máxima 2º.- ACEITE DE OLIVA, Es mezcla de aceite de oliva refinado químicamente más a.o.v.e. o virgen. ORUJO DE OLIVA: Mezcla del aceite de orujo refinado con a.o.v.e o virgen.  Es subproducto del aceite no apto en su estado natural, aunque se refina para ser consumido. ACEITE LAMPANTE: No tiene la calidad exigida para el consumo. Se le refina.

Sobre los controles: se toman tres muestras de cada lote, garantizando que sean representativas, según normativa europea. La envasadora puede reclamar. La OCU ha recogido las muestras de los mismos lineales de los supermercados. En cuanto a los laboratorios, deben tener competencia técnica reconocida. (La OCU sí lo es). Se analiza la calidad, pureza, posibles mezclas, (prohibidas en España).

Fuente: Diario de Cádiz