¡Vaya chasco me he llevado con un reportaje de la revista OCU!. Llevo más de 30 años desayunando con una cucharada de miel en mi café con leche, con la certeza de estar consumiendo un super producto, que además de endulzar mejor que el azúcar convencional, estaba lleno de propiedades antibacterianas, antiinflamatorias, antioxidantes, y yo que sé. Pues resulta que no, que la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria no permite todavía que se mencione ninguna de estas virtudes relacionadas con la miel, al no estar científicamente probadas. Decepcionada estoy, pero bueno, no es tampoco un mal producto, y además tiene menos calorías incluso que el azúcar.
El reportaje de OCU sobre la miel me parece excelente. Intentaré resumirlo.
Defectos y adulteraciones: indican que las mieles ya no llevan restos de antibióticos, tal como hace años, según las muestras realizadas, ni tampoco azúcares añadidos. Y no tienen problemas de higiene, con la consecuencia de causar intoxicaciones en menores de 12 meses.
Sellos de calidad: Las mieles milflores nunca son recién extraídas. La ley exige una criba por la limpieza del panel. En cuanto a la pasteurización de la miel, es para darle mayor fluidez y que no cristalice, eliminando microorganismos. Pero el calentamiento excesivo puede oscurecerla, acelerando su envejecimiento, y eliminando algunos de sus componentes naturales. De ahí que la pasteurización no se permita en las normas sobre sellos de calidad regionales con DOP o IGP.
Como edulcorante: mejor que el azúcar y con menos calorías (300 cal/100 g). La miel es rica en azúcares sencillos. Pero tiene poco interés nutricional. Además, según normativa, no puede llevar ninguna sustancia extra; ni aditivos ni otros elementos químicos añadidos.
Diferentes precios: comparación con la mayoría de las marcas nacionales, pero también hay regionales. Desde 3,86 euros/kg. El origen influye en los precios; más baratas si llevan mezcla de mieles de varios continentes. Si son de la UE solamente, más caras.
El etiquetado: a veces llevan mensajes que conducen a la confusión, pues no indican claramente el origen de las mieles, y si son mezclas de varios países y el porcentaje de cada una. Se sabe que mieles que sean 100% españolas, son pocas. El etiquetado no es claro precisamente.
Origen y destino: En España, hay mucha producción pero no suficiente. Nuestros costes no son competitivos. Compramos sobre todo a China y Argentina, más baratos. Pero también vendemos a países como Alemania o Japón que nos pagan mejor el producto. El destino de la miel es para la industria alimentaria, como ingrediente. Las españolas son de muy buena calidad.
Situación de las abejas: según OCU están muriendo abejas, pero no por los pesticidas sino por los parásitos. No obstante, opina que esta especie tiene un gran poder de recuperación.
Notas de cata de una miel: a tenor de las mieles galardonadas, las características pueden resumirse en : líquida, olor y sabor intensos y persistentes, frescura, y si tiene una buena relación calidad-precio, mucho mejor.
Lo dicho: un alimento imprescindible en mi desayuno, en el que creía firmemente considerándolo un alimento de alto valor nutricional, repleto de antioxidantes, y ahora resulta que no era para tanto. Bueno, al menos es un edulcorante natural, con pocas calorías, y nunca comparable a esos malos edulcorantes cuyo contenido desconocemos.
Una petición de OCU: mostrar las llamadas etiquetas “trampas”, enviando las fotos de esas =Etiquetas Trampa a través de Twitter o email a: sabemosloquecomemos@ocu.org
Fuente: revista OCU Compra Maestra, mayo 2015.