Para calcular el Índice de Riesgo de Despilfarro Alimentario (IRDA), el Instituto Silestone ha realizado un estudio con observaciones basado en una encuesta, con 15 preguntas realizadas en los meses de marzo a mayo. El resultado clasifica el riesgo en bajo, medio o alto.
En total se han estudiado a 1.355 personas, vinculadas todas ellas a la gestión de alimentos en el hogar (compra y cocina entiendo yo).
El resultado concluye que cerca del 30% de los hogares necesitan mejorar sus prácticas, para reducir el despilfarro de alimentos.
Los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación son claros: cada año se desperdician cerca de 1.400 millones de kilos de alimentos en España. Y el 75% de ellos son alimentos sin utilizar. Esto sería imputable al acto de compra. De ahí que se haya impulsado la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, que entrará en vigor a principios de 2023.
Es cierto que en el ámbito doméstico no es tan fácil cuantificar el despilfarro, pero sí estimar de modo indirecto el riesgo de despilfarro del hogar a través de los hábitos de compra, manipulación y consumo, que pueden llevar al desperdicio.
Los resultados de la encuesta se han presentado en una ponencia con Maite Pelayo, microbióloga especializada en seguridad alimentaria y portavoz técnico del Instituto Silestone.
A modo de resumen:
-Los encuestados reconocen que realizan alguna práctica para evitar el despilfarro en el hogar.
-Cerca del 30% de las personas encuestadas presentan un riesgo de despilfarro medio, necesitando mejorar sus hábitos y prácticas.
-El 70% de los encuestados tienen riesgo bajo de despilfarro. Incluso el 49% reconoce cocinar siempre recetas de aprovechamiento.
-Y un 20% de los que respondieron a la encuesta reconoce no diferenciar entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente.
¿Cómo MEJORAR NUESTROS HÁBITOS?:
Hábitos de compra: elegir lugar de compra, planificar los menús, elaboración de un alista, consultar fechas de compra y evitar romper la cadena de frío.
- Hábitos de conservación: ordenar por fechas los alimentos al almacenarlos, revisar los conservados en la nevera y conocer la diferencia entre caducidad y preferencia.
- En hábitos de consumo: practicar recetas de aprovechamiento y gestionar adecuadamente las sobras de los platos.
En este sentido, tengo que decir que son cada día más las recetas que se publican como “recetas de aprovechamiento”, que están sirviendo sin duda para concienciar de la importancia de reducir sobras y dar una nueva vida a los restos de comida, sin dejar de disfrutar con ellos.