Con motivo de la celebración de la Fiesta de la Cerveza Artesanal en Chiclana (Cádiz), el viernes pasado nos cedieron un espacio en el recinto del evento, para participar con cocina en directo, que aprovechamos tres miembros de la Academia del Gazpacho Andaluz (Pepe Oneto, Antonio Montiel y una servidora), para mostrar al público como elaborar un gazpacho andaluz, con sus ocho ingredientes, que luego dimos a probar a los asistentes.
Lo primero fue mostrar el “bodegón” con todos sus avíos: tomates maduros, pimientos verdes, ajo, cebolla, pan, sal, vinagre y aceite. Pero cada uno de ellos tiene un pasado, un origen, una variedad, una calidad, y un factor de temporalidad. Nuestro gazpacho andaluz tiene una categoría por lo que lleva en sí, vinculado al campo sobre todo.
Lo primero que trasladamos al público fue la necesidad de lavar bien todos los ingredientes, tratándose de cocina en frío.
Los tomates deben ser maduros, además no hay por qué pelarlos, tan solo quitarles el pedúnculo con el cuchillo. Luego, trocearlos.
Los pimientos verdes, deben ser de freir, y hay que limpiarlos quitándoles las pepitas y luego picarlos.
Uno o dos ajos –cuidar de que sean nacionales y mejor andaluces- serán suficientes. Hay que pelarlos y conviene quitarles la semilla interior para que no piquen demasiado.
La cebolleta es lo mejor –es decir, cebolla fresca- porque le da un toque de frescura picante al gazpacho.
El pan es opcional, teniendo en cuenta que aporta calorías al gazpacho. En cualquier caso, no deberíamos pasarnos con el pan porque disfraza el sabor de las verduras y espesa la textura.
La sal debería ser artesana y de salinas andaluzas, de la que tenemos buenos ejemplos en Cádiz y Huelva, además de alguna más de interior. El punto de sal es muy importante.
El vinagre de vino es otro ingrediente imprescindible, pues aliña la sopa fría que es el gazpacho. El vinagre de Jerez es una joya, si bien hay otros vinagres en zonas vinícolas de otras provincias andaluzas que tienen gran prestigio.
Y por último, el aceite de oliva virgen extra (con estos cuatro términos siempre), porque debe ser el mejor producto. Hay que tener en cuenta que la proporción estándar debería ser una cucharada de vinagre por cada cuatro de aceite, y de este modo sale perfecto y equilibrado. Luego, quitarle o ponerle es cuestión de gustos.
Y en cuanto a la elaboración, conviene batir y mezclar todo, excepto la sal, el vinagre y el aceite, que se añadirán y batirán después, una vez hecha la primera mezcla.
De este modo, tendremos nuestro gazpacho andaluz.
Ahora es cuestión de conservarlo en un recipiente lo más ajustado posible al volumen, dejando el mínimo espacio de aire, para que no se reproduzcan las bacterias.
Tras nuestra pequeña intervención, hubo una persona entre el público que nunca había hecho un gazpacho y nos pidió consejo para hacerlo en casa.
Al menos hicimos un «cliente» de gazpacho hecho en casa, que falta nos hace.