Un plato tan completo que puede ser único, válido para Cuaresma, rico y refrescante, y hecho con antelación. Lo tomé de un libro de la colección “Comer bien gastando poco”, en el apartado de “platos fríos”, y le hice algunas modificaciones. Lo que no me cuadra son las cantidades, que en lugar de para cuatro personas, a mí me salen lo menos para seis. El tema de las raciones establecidas en las recetas de los libros casi nunca me coincide al llevarlo a la práctica. Está claro que en casa comemos con prudencia. Hoy lo hemos puesto de segundo plato tras una verdura.

Ingredientes:

500 g de bacalao desmigado, 1 cebolla roja, 2 pimientos verdes, ½ pimiento rojo, 1 tomate maduro grande, 1 lata de aceitunas negras deshuesadas, 150 g de alubias blancas de Conil, sal, vinagre de Jerez y aceite de oliva virgen extra, y laurel.

Desalamos el bacalao. El desmigado solo necesita una noche y dos cambios de agua. Dejamos las alubias toda la noche en remojo.

Por la mañana ponemos a cocer las alubias con laurel; mientras vamos picando el bacalao a dados pequeños.

En una fuente mezclamos el bacalao, las alubias ya cocidas y escurridas, los pimientos picados, las aceitunas cortadas por la mitad y el tomate a dados.

Aliñamos con sal, vinagre y aceite, y alguna especia opcional según el gusto personal. Yo le puse un poco de especias de algas.

Se aconseja dejar el plato en la nevera al menos una hora antes de servirlo.

El empedrado es típico de la cocina catalana.