Ha transcurrido más de un mes desde la celebración de “Los Sabores de la Vía Augusta”, jornada perteneciente al ciclo “Experiencias Gastronómicas” del Hotel Playa Victoria, organizada en esta ocasión por el Blog Gastronómico Tubal. En el acto, mi amiga Lola López, arqueóloga y bloguera intervino exponiendo las costumbres gastronómicas de la sociedad en la antigua Roma, sus alimentos y su cocina. Según ella, en tanto tiempo transcurrido hemos cambiado muy poco.

Para estudiar esta etapa histórica desde la vertiente de los usos culinarios, contamos por suerte con mucha documentación –textos escritos de Catón, Plinio, Columela, libros básicos, etc., tratado Re Coquinaria de Apicio, etc., copias medievales…. Así como fuentes arqueológicas de las ciudades de Pompeya y Herculano, que permitió conservar todo. Aparte, contamos con mosaicos, relieves y pinturas morales e incluso objetos de la vida cotidiana. Además, tenemos monedas de la época con motivos gastronómicos: atunes, racimos, etc.

Por todo ello, podemos describir a grandes rasgos las características de la alimentación humana en la antigua Roma.

LOS PRODUCTOS correspondían a la triada mediterránea, es decir, trigo, olivo y vides, según los historiadores Estrabón, Plinio y Pomponio Mela.

EL TRIGO: era la base de la alimentación y el pan no faltaba nunca en las panaderías y el panadero tenía un buen estatus social. Antes, en el Siglo I d.C. el pan se hacía en casa. Se fabricaban 81 tipos distintos de pan, con ingredientes vegetales y de la zona.

EL ACEITE: la Bética era el primer productor del imperio. El aceite viajaba en ánforas “barrigonas” en barcazas y luego en barcos más grandes. También se consumías aceitunas.

EL VINO: era la bebida preferida de los romanos. En Itálica hubo vinos muy famosos (ver los nuevos vinos de Itálica hoy). Fueron sonados los vinos del valle del Betis y los de Barcelona, Tarragona. El vino se bebía en las tabernas.

EL PESCADO se consumía mucho, como por ejemplo el atún, en Cádiz y Almuñécar, etc., y se pescaba con sistemas sencillos. Aparecen anzuelos, puntas de arpón y agujas de coser redes. También comían crustáceos. En las casas de Pompeya, aparecen ánforas de garum, con caballa por ejemplo.

LA CARNE era el alimento de la montaña, de ovejas y cabras, elaborándose salazones y jamones, (cerdo en los Pirineos, Cantabria y Pamplona). El jamón era muy caro (20 denarios de plata la paleta.  Se criaban gallinas y los huevos se consumían mucho.

LÁCTEOS se elaboran quesos de cabra, así como el cachote o queso fresco.

LA FRUTA era siempre de postre (higo fresco en verano, uvas, melocotones, ciruelas, peras y granada…)

VERDURAS Y HORTALIZAS, en plato como guarnición: coles, setas, champiñones, cebollinos y apio salvaje.

MIEL Y ESPECIAS, usadas para dar sabor a los platos y para los vinos también. El hinojo se emplea con fines medicinales.

LA COCINA: en ella trabajaban los esclavos, con muchos utensilios: cazos, coladores, de bronce o plata, ollas, morteros de cerámica…. Se vivía en apartamentos sin cocina. Se vendía comida preparada en las tabernas, dónde se comía, y se publicaban los menús en la puerta.

LA MESA no tuvo manteles en la antigua Roma hasta Domiciano. Cada invitado llevaba su propia servilleta. Nunca faltaba la sal, pues según Plinio unía a los amigos y daba suerte.

LA VAJILLA era de cerámica, negra, roja o vidrio según la época. La plata era para los ricos.

LOS CUBIERTOS variaban de tamaño.

LOS BANQUETES eran ceremonias de gran importancia, sobre todo la cena. No obstante, la gente normal comía lentejas, habichuelas, a veces, carne…. La cena constaba de un aperitivo, un plato principal, un segundo y un postre. A continuación venía la borrachera protocolaria, según orden del dueño, con vómitos incluidos. La cerveza se consideraba de bárbaros.

La ponencia de Lola López fue de lo más clara y sencilla. Tal como indicó al principio, no hemos cambiado tanto en nuestras costumbres miles de años después.