Evento en Facebook: segunda edición de la Ruta de Fernando Quiñones, sábado 31 de marzo. Respondí asistiré. Recorrido sentimental, por lugares, textos, recuerdos y bujíos del gran escritor gaditano que escribía a dos voces. Trece años sin él. Veinte años le debo yo a Cádiz. Mi deuda de ingratitud me sigue motivando en busca del pulso de una ciudad única. Me fui habiendo disfrutado la obra de Quiñones, sus personajes, sus ideas, su cine y el aire fresco que repartía. El recorrido fue también de ida y vuelta.

Gorro de lluvia y paraguas barato. Casa Hidalgo, en la catedral, primera cita, con derecho a patio, a través del caliente obrador on line. Allí Quiñones tuvo su sala de reuniones con empanada, moscatel, mesita y árboles propios. La romería cívica lleva periodistas, actores, fotógrafos, flamencólogos, catedráticos, cantantes, poetas, y otras gentes de mal vivir. Quiñones trajo cultura a la sociedad civil.

En la calle Flamenco (de Flandes), homenaje a la columna “Mijitas del Freidor” en Diario de Cádiz, opinión menuda pero intensa de Quiñones. De allí al muelle, donde  el vaporcito convaleciente in extremis, volverá a trabajar para el turismo. Fernando curró allí, pero ya no volverá. Antonio Estrada, actor y se nota, recita de memoria el monólogo “Nos han dejado solos”. David Palomar, entona por bulerías el pasodoble del barquito más típico no lo hay. La música nos puede.

Monumento multiusos el de la Plaza de España. Llueve. Javier Osuna, premio Ondas radiofónico, flamencólogo, carnavalero y amigo de Fernando, le recuerda como primer pregonero del carnaval democrático y lee la letra de un tango de Cañamaque. La Asociación de la Prensa en calle Ancha evoca al Quiñones articulista, cantando Inma Márquez y Antonio Flor. Paco Medina, guitarrea al Quiñones caletero. Pelos rizados por la humedad de la mañana. Emilio López describe cómo Fernando alimentaba a las gaviotas. Sin faltas de ortografía, cuidaba el estilo y el diseño de los folletos. Creó los Jueves de la Caleta, invento cultural con vino, papas fritas y aceitunas, sin subvenciones. Cultura para todos. Honoris Causa por la UCA en 1997. Su mejor siesta, sobre un monte de boquerones.

Fernando Quiñones, agudo periodista, observador, visionario, dominaba los temas.  Gran raíz lírica y humana. Grupos culturales de Conil, Barbate y Chiclana, leen fragmentos de La Canción del Pirata. Inma Márquez canta el poema de Téllez, Avenida sin tus ojos, pasaje del primer beso, ¿dónde fueron a parar?, barquillos, cines de verano, ultramarinos, patios de macetas, soledad de hasta luego, habitaciones sin vistas, callejón del no sé cómo….

El patio del Casino Gaditano permite vernos las caras alrededor de la mesa; Ana Rodriguez Tenorio y Jesús Rodriguez Palacios recitan Crónicas de Al-Andalus; recuerdo a los compañeros de Fernando: Carmen Martín Gaite, Josefina Aldecoa, Pilar Paz, Caballero Bonald y Gala. Fernandez Palacios conserva más de 40 cartas de Fernando desde 1971 a 1989. Recuerda anécdotas de viajes. Fue un espíritu libre y generoso, aunque miraba por el dinero (ahora se entiende). Del libro Ben Jaqan, “no mires al cuchillo sin amar el pan”…. el valor del alimento. Y Antonio Martínez Ares canta el Cádiz que quisiéramos tener, autóctona ruina, castillo de mentiras….

Junto al Teatro Falla, musicando poemas con Alfonso Baro, en la misma escalera donde el coro “Los Dedócratas”; allí ondeó por primera vez la bandera de la hoz y el martillo, con tres horas de cine soviético. Se cita la chirigota de los Borrachos, con el libro de Erasmo Ubera Morón y Javier Osuna, presentado por Quiñones en septiembre de 1989 en el Club Caleta.

Y ahora, a por Valcárcel, patada cultural a su puerta, lectura del editorial resumen de lo ocurrido. Expulsado el uso popular del espacio abandonado. Se necesitan nuevas formas de organización ciudadana, de empleo de tiempos, oficios, bienes, saberes…. al dia de hoy cuatro imputados. Amplia grieta en la fachada.

Ofrenda floral y de arenques a los pies de la estatua de Fernando, junto al castillo. Ausencia de autoridades civiles y militares. Su viuda, Nadia Consolani y su hijo Mauro, trece años después, con amigos.

Fin de fiesta en la Peña Juanito Villar: Carmen de la Jara, Mariana Cornejo, Javier Ruibal, Inma Márquez, Paco Medina y una servidora cantando habaneras. Y una sopa de tomate hecha con amor por el cocinero. Sigo recuperando mi tiempo perdido. Llegué y sin presentación, continué con lo que decía ayer.

Flores y arenques para Fernando.

Con mi agradecimiento y afecto a los organizadores del acto.

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