La investigadora francesa y doctora Frederique Morand lleva varios años estudiando la vida y obra literaria de la gaditana María Gertrudis Hore y Ley (1742-1801), antes y después de su profesión como monja de clausura en el Convento de Santa María de Cádiz. Ha consultado archivos públicos y privados, entre ellos la Biblioteca Nacional, los fondos del Obispado de Cádiz y de algunas congregaciones religiosas. Este trabajo le ha hecho atesorar un gran material con el que prepara su nueva tesis doctoral sobre el convento de Santa María, actualmente sumido en un proyecto de rehabilitación gracias a un proyecto surgido de la iniciativa privada.

María Gertrudis Hore nace en Cádiz en la calle Plocia, frente a la iglesia de Santo Domingo, en lo que llamaban El Boquete. Su madre enviuda a los 42 años y se casa (embarazada), el 14 de julio de 1765 a las 5 de la mañana, con un joven al que dobla la edad, por evitar un hijo ilegítimo, que luego no tendrá. María Gertrudis no aprueba el matrimonio, rompe la relación con su madre y se muda con su marido a El Puerto de Santa María. Vuelve en 1768, un año después, en que su madre se divorcia.

María Gertrudis Hore y Ley (La Hija del Sol), casada, tras un supuesto adulterio decide profesar como monja de clausura. Perteneciente a la alta sociedad gaditana, traducía latín e italiano y tenía conocimientos de francés, astronomía, historia geografía, matemáticas y era aficionada a la música (piano y arpa). Antes de profesar asistía a las tertulias literarias y científicas más progresistas de la época, con Antonio de Ulloa y Jorge Juan, de clara influencia francesa.

Un total de 58 poemas se conservan de María Gertrudis (firma H.D.S.), y solo 12 publicados en el siglo XIX, todos censurados, 17 de ellos encontrados en la biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, el resto en la Biblioteca Nacional. En ellos, la poetisa gritaba su drama. En el año 84 del pasado siglo, aparece en Estados Unidos un ensayo sobre su obra, y definiendo su carácter como histérico.

La escritora Fernán Caballero, que publica un cuento basado en su vida, fue amiga de su familia, así como Nicolás María Cambiasso, que escribe sobre ella, fue testamentario de sus padres. Su poesía aparece en el siglo XIX en periódicos de Cádiz, así como en revistas franciscanas de principios del siglo XX, hablando del Monasterio de Santa María, pero que son destruidas en 1936. La Voz de San Antonio, una revista franciscana de Sevilla, de la que Morand conserva todos los ejemplares,  cita a la poetisa, así como una publicación salesiana de 1946. Un buen artículo sobre la Hija del Sol fue “Dinos, dinos quien eres” de G. Sullivan.  María Gertrudis Hore fue la mejor poetisa española del siglo XVIII.

La Hija del Sol cultiva en su obra la poesía anacreóntica. En esa métrica escribe a su hijo muerto de viruelas. Alude constantemente a la temática de la muerte civil, como lo demuestra la correspondencia con sus amigos. En sus manuscritos poéticos, Mirteo es su amante. Publica desde la clausura en Cádiz, en Madrid, Barcelona, Cartagena y Salamanca. En Cádiz solo publica poesía religiosa. Traduce el Stabat Mater Dolorosa, y lo glosa. De él lo toma el Beato Diego José de Cádiz. La Hispanic Society en Nueva York conserva un periódico del siglo XVIII con obras de María Gertrudis. En la diócesis de Cádiz hay 25 cartas manuscritas de María Gertrudis.

En el convento, María Gertrudis desempeñó el cargo de secretaria (dos trienios) y clavera (tesorera) desde 1796 a 1800. Como adúltera, se le impedía pertenecer a la Junta del Monasterio, pero lo permite el sustituto del obispo en unas elecciones a abadesa. Al regresar el obispo titular, conocedor del pasado de la monja, la destituye como clavera y la destina a la portería del convento.

A través de los monasterios, la iglesia es pionera en acoger y proteger a las mujeres maltratadas. Pero en caso de adulterio, su destino era peor, la cárcel como clausura. Los monasterios en ciudades abiertas y vivas como Cádiz permitían que sus religiosos siguieran de cerca los acontecimientos del siglo, pues recibían noticias y cartas del exterior.

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