El pasado 18 de julio, tuvo lugar otra cita de “Diálogos sobre la Libertad”. Fue en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Cádiz, organizado por el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario y la Asociación de la Prensa de Cádiz. Intervinieron dos prestigiosas juristas femeninas: María Teresa Fernández de la Vega, ex vicepresidenta del gobierno y actual consejera de estado; y Maria Emilia Casas, profesora universitaria y ex presidenta del Tribunal Constitucional. El ciclo busca poner en valor la idea constitucional, partiendo de nuestra carta magna de 1812.
Para Maria Teresa Fdez. de la Vega, la Constitución de 1812 representa los recuerdos del corazón de nuestra democracia, pues solo ésta ha permanecido como simbología. Citó la famosa frase de Argüelles: “españoles, ya teneis patria”, -que significaba pasar de súbditos a ciudadanos-. Para Fernández no es solo reflexionar sobre el texto sino sobre nosotros mismos, lo que hemos sido, queremos ser, y sobre el mundo que nos rodea, como parte de nuestra identidad actual….
Aludió a que la Constitución del Doce contiene pasajes sobre el compromiso para la felicidad de los pueblos, -gobernantes y gobernados-. La opresión era enemiga de la libertad, tanto como el desamparo, como antecedente de nuestro sistema de protección social. Hoy, al igual que hace 200 años, libertad no es ausencia de ley, la ley no erosiona la libertad, sino que garantiza los derechos políticos, económicos y sociales. También se habla de la responsabilidad de toda la ciudadanía.
Maria Emilia García Casas: subrayó que en los casi dos años de sesiones de Cortes (1810-1812), -decisivos en decretos-, se produjo el tránsito del antiguo régimen a la España contemporánea, al nuevo tiempo, precedido de debates, estudios, panfletos, escrituras, etc., con deliberaciones para llegar a la Constitución, al origen del Constitucionalismo, no solo español, sino también iberoamericano. La lectura de la Constitución de 1812 permite entender a cualquier ciudadano qué es un derecho propio: la idea de sujeto constituyente. La Constitución da voz por vez primera a la nación y a los españoles de las dos orillas, todo ello en el marco de la invasión francesa; además, se regula la división de poderes, libertades civiles y derechos políticos, -ciudadanía-, y ha de solventar los poderes legislativo (Cortes), ejecutivo (Rey) y judicial (Tribunales reconocidos), todo ello fue tarea difícil al integrar además los dos hemisferios, incluso en Asia (Filipinas).
La Constitución de 1812 refleja la complejidad de una nación. Pensar Cádiz es pensar en términos de nación y de constitucionalismo iberoamericano, como tronco común y referencia para la independencia de estos países. Cádiz además regala la palabra liberal. La Constitución es modernidad. Se toman decisiones de un calibre político impresionante, en una España con 11 millones de habitantes y algo más en los territorios de ultramar.
No puede olvidarse que un 25% de la población –las mujeres- no eran ciudadanos, aunque sí computaban para el cálculo de diputados, (uno por cada 70.000 almas). La mujer aparece solo dos veces en la Constitución de 1812.
La Constitución doceañista es el freno a los poderes, a la arbitrariedad y es el resultado de un debate democrático. Hoy se toman decisiones por países donde no rige nuestra constitución y fracasan decisiones europeas. La Constitución de Cádiz, con limitación territorial, fue la transnacionalidad de la economía.