Fue el gran parque industrial de la bahía de Cádiz, con el mayor astillero de Europa. Pero también de ocio y excursiones de bocadillo con monjitas allá por los cincuenta y sesenta en Las Canteras. Hace mucho que el puente nos acerca. Y hoy, además de seguir como pulmón verde, es el barrio de desahogo de los gaditanos, que no pudieron comprarse vivienda en la capital. Superando los 40.000 habitantes y con un extenso término municipal, Puerto Real comienza incluso una nueva etapa con joven y educada alcaldesa. En su historia, los Reyes Católicos que la fundaron en 1483; en su patrimonio, su centro declarado patrimonio histórico artístico. Y en su gastronomía, tres platos casi autóctonos, que nuestra amiga Cati cocinó para nosotros:
Arroz con muergos o también llamados navajas, que son el producto nacional de Puerto Real, muy usados como “carná” –según los aficionados a la pesca-, pero riquísimos en salteados con unos ajitos. Dan un gran sabor al arroz. Los ingredientes de este sabroso plato son los habituales: ajo, cebolla, pimiento verde, vino y perejil añadidos a los muergos, arroz, azafrán, y aprovechar el agua de los muergos previa a su limpieza al abrirlos. Por supuesto, también hay que hablar de la maestría y el cariño de la cocinera.
Albóndigas de choco: dicen nuestros parientes onubenses que pasaron algunos años en Puerto Real, que el choco de aquí es tan rico como el de Huelva. Cati preparó unas albóndigas de choco de la bahía, haciendo la masa con gambitas, ajitos, cebollitas, perejil y el huevo correspondiente junto al pan rallado (poco). La salsa es un sofrito que lleva además vino Pedro Jiménez. La textura de las albóndigas era impecable, además del sabor. Sé que es difícil lograr aquí una masa esponjosa, jugosa y sabrosa, pero lo consiguió.
Y para rematar, un Flan de huevo con piñones de los pinos de Puerto Real, riquísimo. Una demostración pública y patente de lo que Puerto Real puede dar de sí gastronómicamente en un momento dado. Una villa que vive junto a la bahía y los pinos tiene mucho que ofrecer. Si bien aquí se cultivó la cocina de la carne durante mucho tiempo –tal vez por su vinculación histórica a Jerez-, muergos y chocos son su seña de identidad. Gracias a Cati y Jesús por su hospitalidad y su cocina.