Hardware de cocina: dícese del conjunto de útiles, cacharros o chismes, unos más necesarios que otros, pero que nos gusta tener en la cocina. Por eso, no paramos de invertir en complementos, de las más clásicas tecnologías, aunque de resultados más que evidentes. Éstas son las últimas adquisiciones realizadas en Bazar Victoria de Sevilla, donde además nos informan con extraordinaria amabilidad de todos ellos.

Compré un molinillo para la pimienta negra en grano. Sí, ya sé que es una cosa muy vista, pero no se me había ocurrido comprarlo antes, por aquello de que utilizo poco esa especia. Los profesionales de la cocina, lo sacan constantemente en los programas televisivos. Pero bueno, ya lo tengo.
Llevaba tiempo detrás de una placa difusora. Los círculos de fuego de la vitrocerámica me limitan las dimensiones del cacharro con el que voy a cocinar, por un lado, y además resultan teóricamente incompatibles con las cazuelas de barro. Por ello, esta placa difusora cumple una doble función: prolongar el calor de la vitro hacia cacharros mayores y por otro evitar daños al guisar con cacharros de barro, en los que sale la comida tan rica.

Por último un rallador de acero inoxidable, de lo más sencillo. Concretamente éste, viene estupendamente para la verdura. Ya lo hemos probado; es útil, cómodo y reduce lo rallado a un tamaño perfecto. Hay otro rallador para profesionales, más caro, pero a nosotros, la verdad, éste nos ha ido bien.
Todos estos utensilios son más antiguos que el hilo negro. Pero siguen cumpliendo la función de ayudar y facilitar la preparación de recetas del día a día en la cocina. Esto se lo habría contado a cualquier amigo al encontrármelo por la calle. En esta ocasión, he preferido contarlo en el blog por si sirve de algo.