Acabo de llegar del supermercado en el que llevamos colaborando unos diez años en las recogidas de alimentos, tanto en la campaña de primavera (la actual) como en la de navidad, que será presumiblemente a finales de noviembre. La cantidad de alimentos recogidos ha sido similar al de otras ediciones en este establecimiento, tal vez un poco más. Y en cuanto a las donaciones en efectivo por caja, tampoco ha sido muy distinta. 

Voy a resumir las peculiaridades del evento de este año:

Ausencia o mínimas donaciones de aceite de oliva. Se ha recogido mucho aceite de girasol, cosa que me entristece, porque todos sabemos que no es lo mejor para la cocina. Pero los precios se han puesto intratables para el buen aceite de oliva virgen extra, y eso ha llevado a ser sustituido por el otro aceite, que evidentemente no cuenta con las mismas cualidades organolépticas y de salud.

La gente ha respondido a la llamada urgente de falta de leche, y han sido muchos los clientes que han aportado cajas de seis litros, incluso alguno con carros enteros. Porque la leche es una necesidad básica y todos sabemos que hay dificultad en el mercado de producción, por costes, descontento de los productores y desequilibrio en la cadena de distribución.

-Este año no se ha pedido expresamente alimentos infantiles (para bebés), supuestamente hay existencia en las naves del Banco de Alimentos, y que además son poco perecederos. Por ello, no ha habido donaciones de potitos.

También hemos comprobado que se han recogido menos paquetes de galletas en todas sus modalidades. Es de agradecer porque estos dulces no sirven para completar cestas básicas (no son un alimento propiamente dicho, sino algo accesorio), y además llevan muchísimo azúcar. Sería deseable que este tipo de productos superfluos sean cada vez menos.

-En cuanto a los voluntarios, si bien hemos contado con excelentes colaboradores –alumnos con sus profesores, padres con sus hijos, jubilados, etc.,- siempre se da el caso de alguno que se compromete en día y horario, y que al final no aparece y tampoco da explicaciones.

-Y siempre distinguimos como protagonistas de estas campañas a las cajeras de los supermercados. Ellas con su buen oficio informan a los clientes sobre el modo de donar (en alimentos o en efectivo por caja). Su papel es fundamental en el éxito de estas operaciones solidarias, junto a los voluntarios, que dedican su tiempo y su paciencia a conseguir el objetivo, la mayor cantidad de alimentos posible, que luego irán a parar a muchas familias vulnerables.

Aprovecho para dar las gracias a quienes han colaborado -la mayoría altruistamente- en esta nueva campaña. 

Nos vemos en noviembre.