Multitud de cereales, galletas y bollería exhibidos con alegría en los lineales de los supermercados, llevan en su envase el título de “Integral” como reclamo. Los fabricantes saben de sobra que la salud es uno de los nichos de mercado más importantes. Y son muchos los compradores que buscan y consumen estos productos porque piensan que son saludables. Pero no suele ser así. 

Acompaño enlace al informe presentado en el programa Las mañanas de la 1, que merece la pena verse (solo dura algo más de 7 minutos).

Estos productos vendidos bajo el paraguas de integral suelen llevar más grasas y azúcares que otros, ya que contienen algunas harinas refinadas bajo otro nombre; esto se puede comprobar en la lista de ingredientes, que sí es una declaración cierta, según obliga la ley.

Y es que estos dulces y bollos no están regulados en su contenido como sí lo está el pan, con la Ley de julio de 2019, que establecía las condiciones y declaración de ingredientes para la fabricación con harinas integrales. Esto hace que en ocasiones estos productos sean un auténtico fraude alimentario, que además, hace muchísimos adictos, pensando que comen buenos alimentos.

En el programa se cita la importancia de la harina integral, que consta de tres elementos como son: a)el germen –con vitaminas B1, B2, B9, calcio, zinc y fibra-; b)el endosperma (hidratos más proteínas) y c) el salvado, que es la fibra. Deberíamos saber que en un pan refinado solo queda lo segundo y nos perdemos un puñado de nutrientes saludables. 

Otra cuestión a tener en cuenta es que un pan de semillas o multicereales no tiene por qué ser integral. Es simplemente que a veces le añaden harinas más oscuras para que lo parezca, o incluso lleva algo de integral, con el resto de harinas refinadas.

Si el pan viene envasado, es cuestión de leer la etiqueta para ver su auténtica composición. Lo malo es que no suele ser así.

Los panaderos declaran vender mucho menos pan integral que refinado, en parte porque su tamaño es menor aunque con el mismo peso, y eso produce desconfianza entre los clientes. Pero por otro lado, la harina integral caduca antes que la refinada. Y cuando se mezclan harinas integrales y refinadas no se puede llamar solo Integral, sino que debe indicarse la proporción. HAY QUE DISTINGUIR PUBLICIDAD DE INFORMACIÓN.

Hoy por hoy resulta complicado comprar un pan de cierta calidad, porque en la mayoría de las ocasiones nos ofrecen todo un repertorio, en el que no suele ser frecuente el de harina integral. Hay pocas panaderías que trabajen bien el pan y hay mucho pan precocido.

Siempre digo que debería haber más panaderías honestas. Porque el pan es un alimento básico y lo estamos maltratando. Y en cuanto a la bollería con apellido integral, se está poniendo de moda vendiéndola como saludable y rica en fibra, cuando en realidad lleva otros ingredientes no tan sanos. Por ello el consumidor necesita estar formado e informado.