Al límite de la movilidad permitida por la pandemia, pasamos una jornada aprovechada y deliciosa en la localidad de Lebrija, en la que no faltó un tapeo informal pero interesante. Desde hace algunos años, conocíamos por las rutas de tapas lebrijanas en las que fuimos jurado, La Taberna del Truji, y allí recalamos.

En el mercado de abastos, en pleno centro, funcionan algunos pequeños negocios, bares y oficinas (las que van quedando), y en uno de esos bajos de la plaza se ubica desde hace dos años La Taberna del Truji, un bar activo donde los haya, con barra y mesas interiores (ahora infrautilizados) y dos ambientes de terrazas exteriores, que ofrece desayunos, aperitivos, almuerzos, cafés y cenas (esta última ya dependiendo de las ordenanzas actuales de apertura por el covid-19), todo ello desde el formato de tapa/ración, en mesas altas y bajas.

Una vez escaneada la carta a través del código QR, quisimos probar un poco de todo, teniendo en cuenta que éramos dos y que también tenemos límites físicos de consumo. Y esto fue lo que probamos:

Unas patatas fritas con mayonesa de huevos fritos y virutas de jamón (una tapa ideal para gente joven); alcauciles fritos con pipas de girasol (interesante por ser verdura local y de temporada); tostaíta de atún en manteca (le aplaudimos espontáneamente); arancini (bolas de arroz rellenas de maigret de pato con salsa de foie), un plato muy rico, original y conseguido, muy recomendable; mejillones “vivos”, con relleno previo a su cocción, un plato muy original; cola de toro en salsa de chocolate, muy rica también; tortilla de patatas con salsa de whisky y ajos, añadida opcionalmente en el momento por el cliente;

Y no quisimos perdonar el postre, con unas empanadillas rellenas de natillas, que resultaron ser ligeras y nada empalagosas.

Hay que decir que el plato que más salió de la cocina durante la mañana fue el vaso de caracoles, ahora en plena temporada, si bien nos quedó pendiente para otra ocasión.

Probamos además un nuevo tinto ecológico de la tierra, DeRAIZ, con uva petit verdot, merlot y pinaud noir que nos encantó, que ya fue premiado, y del que hablaremos en otro momento.

En resumen, un almuerzo a base de tapeo variado e informal, que no nos resultó pesado digestivamente hablando, con una cocina atenta e imaginativa. También tienen pescados fritos y guisos clásicos de carne.

La Taberna del Truji ha ganado diversas rutas de tapa y es una referencia en la localidad, un pueblo que se presenta organizado, limpio, activo culturalmente, y con varios proyectos agrícolas para la exportación, junto a los bodegueros tradicionales. Pero también colabora activamente con entidades sociales como AJUDISLE, (Asociación Juan Diaz de Solis, a beneficio de discapacitados físicos y psíquicos), destinando a la misma, parte del precio de una tapa solidaria, por la que el año pasado se le entregaron 2.000 euros). 

 

El resto de la jornada debe ir a otra entrada porque Lebrija tiene demasiados puntos interesantes para el visitante.