Hace tiempo que sigo a la dietista Beatriz Robles, de la que recibo enlaces a sus intervenciones en tv, casi siempre colaborando con otros personajes similares como Aitor Sánchez o Juan Revenga, o incluso la Organización de Consumidores (OCU). Bajo el título de “Falsos Saludables” me llega un programa completo de la EITB.Media TV, de casi una hora de duración, que he intentado resumir aquí. También interviene el científico José M. López Nicolás, que tan bien comunica la ciencia en la alimentación. Veamos:

REALIDAD: lo saludable está de moda. La industria alimentaria incluye en su etiquetado y en sus mensajes publicitarios mensajes de supuestos beneficios saludables cuando en realidad no lo son. Y es que hay todo un negocio montado en este sector, totalmente al alza. Cada vez se busca más información en internet sobre alimentación sana, y la gente está dispuesta a pagar más.

LAS ETIQUETAS: hay que leerlas y saber interpretarlas, sobre todo los mensajes. Por ley deben llevar lista de ingredientes (en orden decreciente por cantidades) y tabla nutricional, que además se deben complementar. A veces lo que figura en ellas contradice absolutamente el adjetivo de saludable (poco producto titular, azúcares añadidos, etc).

Juan Revenga se refirió a los conocidos palitos de mar (son unas salchichas de mar más o menos), que llevan de todo menos pescado, aunque nombran su producto como pescado. Igual ocurre con el fiambre de pechuga de pavo (almidones, agua, leche en polvo, sal, azúcar, dextrosa), con poca cantidad de producto.

Se habla de poco gasto público para hacer frente a este marketing exagerado, que bordea la ilegalidad. La industria alimentaria es mucho más poderosa.

LA DENOMINACIÓN LIGHT: se anuncia y es percibida como saludable, porque le han quitado algo, pero a cambio, le han añadido algo que normalmente no es saludable. Ver en los platos para llevar, por ejemplo para consumidores veganos, con ensaladas que llevan pocas proteínas, mucha grasa, etc. Es decir, que no merece la pena alimentarse con ellos, y además son más caros.

La industria alimentaria invierte en dar más sabor a los productos, e invierte cada vez más en publicidad, sobre todo en bebidas refrescantes, cervezas, congelados y café. La publicidad suele impactar en la intención de compra (omega-3, probióticos…)..

PRODUCTOS ENRIQUECIDOS: o funcionales, usan la jerga científica sin rigor. Algunos de estos productos son útiles, pero ninguno es necesario. Lo indica el científico Lopez Nicolás. Es un marketing seudocientífico.

PRODUCTOS “MEDITERRÁNEOS” (galletas, naturales, aperitivos de la abuela, etc.) son todos ultraprocesados. Mitos construidos por la publicidad. Se les pide que sea honesta, es exagerada y engañosa. Las malas prácticas se topan con una regulación muy lenta, con muchos años. Pero la Administración debería controlar, perfeccionando la normativa y su etiquetado, con información clara y veraz.

Para colmo, hay un autocontrol, que se gestiona por los mismos fabricantes. Se sabe que ha sancionado a algunas marcas, pero nada más. Es una regulación ineficaz.

RELACIONES SOSPECHOSAS: Alegaciones sanitarias avaladas por declaraciones científicas. (Perfecta publicidad). Empresas que financian eventos, presión industria alimentaria. ¡Ojo!, destacados científicos están en nómina de empresas de comida basura.

La Academia de Nutrición y Dietética, dejó de recibir financiación, ahora es independiente. Y habla de corrupción nutricional, compra de voluntades científicas.

Con tal motivo, aparece la quimiofobia, publicidad del miedo. Ojo a los ultraprocesados sin gluten, que al final hay más celíacos obesos.

ADELGAZAMIENTO: de manera saludable…. Ver diferentes productos, venta en internet, que no llevan nutrientes, son una exageración. Y tienen riesgo si hay abuso.

PRODUCCIÓN ECOLÓGICA: se ha disparado su consumo en los últimos 5 años. Se busca en ellos calidad y mejoras gustativas. Los productores de cercanía declaran que si las cosas se hacen bien, no es necesario lo ecológico. Lo eco además, si viene de cualquier parte del mundo, ya no es tan eco. Al final, es pija y elitista, es tendencia, no es más saludable, y nutricionalmente es igual.

SOBRE NUTRISCORE: es un modo popular de medir los alimentos por sus beneficios, los criterios no son válidos, no valen por sí solos. No son completos.