No significa que no haya algunos más, pero que son los últimos en los que hemos comido. Tempus Fugit, A Plomo y LaCandela representan (junto a otros) la nueva cocina gaditana, regentada y elaborada por tres cocineros formados y experimentados, con una mente culinaria muy bien amueblada, y ése es su éxito, su definición.
Tempus Fugit, con Jesús Palma, practica una cocina cuidada, con trampantojos que asombran al comensal, con una bonita puesta en plato y con ingredientes que nos hacen disfrutar. Dadas las restricciones de aforo debidas a la pandemia, se hace necesario el desahogo de la terraza con la que cuentan. Color y disposición en sus propuestas, como su impresionante ensaladilla.
A Plomo: con el recuerdo de sus famosas patatas bravas, nos acercamos al negocio de Carlos Martínez. Un local sin terraza, que guarda la distancia y que se adapta al tamaño del aforo permitido con un equipo justo de cocina, dedicando igualmente tiempo a cocina para llevar. Con platos generosos, deliciosos y con interesantes materias primas, lo convierten en una segura apuesta que incluye sus buenos postres.
LaCandela: tal vez la cocina más internacional de esta generación gaditana. Sigue brillando su tempura de verduras y sus postres. Juega con sabores de la cocina asiática y sudamericana en un desfile de colores. Su arroz de calamar y pulpo es excelente. El equipo de cocina trabaja para conseguir buenos ritmos de servicio y la sala es amable y eficiente. Sin terraza y con poca superficie en el local, se ve obligado a doblar turnos.
Tres restaurantes que interpretan sabores clásicos en claves distintas, con cocineros dinámicos y con ambiente amable y profesional. Tres restaurantes –y hay algunos más en Cádiz- cuya experiencia hemos vuelto a vivir recientemente, en medio de una pandemia que los está machacando demasiado.
Seguiremos con las visitas en cuanto nos lo permita la movilidad. Hay que apoyar y reconocer a quienes hacen las cosas bien y con seriedad.