De jueves a sábado (del 12 al 14 de julio) he participado nuevamente en los cursos de verano de la Universidad de Cádiz (69ª edición), bajo el título “Alimentación saludable, sus mitos y leyendas frente a las recomendaciones de las actuales guías alimentarias”. Han sido coordinados por la doctora Amelia Rodríguez Martín, catedrática de Salud Pública y el doctor José P. Novalbos Ruiz, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública, ambos del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de Cádiz.

El curso ha contado con la asistencia de unos 30 alumnos, procedentes del mundo de la enfermería, la veterinaria, el diseño gráfico, la biología, la informática o la medicina, entre otros.

Tras una introducción a cargo de los coordinadores, comenzó la primera ponencia a cargo del doctor Diego Jiménez Benítez, doctor en filosofía y sociólogo, profesor del IPEP de Cádiz. “Aspectos sociológicos de la alimentación, tendencias de las pautas alimentarias en población española” fue el título de su exposición. En ella analizó los factores que rodean nuestra manera de comer y nuestra relación con los alimentos.

Nos alimentamos pero también damos de comer a los demás, por lo que la alimentación es objeto de estudio de la sociología (si bien esta ciencia tiene solo un siglo de vida), como acto social y cultural, influenciado por diversos factores (socioeconómicos, de los sistemas productivos, publicitarios, socioafectivos y laborales). Actualmente la alimentación está caracterizada por el fenómeno de la globalización.

La alimentación comprende todo el proceso: la producción, industrialización en masa, los servicios, las fuentes, la puesta en mesa y la comunicación. La humanidad comenzó con la lucha por la búsqueda de alimentos y ha evolucionado hacia la sobreabundancia (hay recursos para alimentar dos veces a la población mundial).  Además, la cocina y la gastronomía está presente hoy en todos los medios. Pero la realidad es que 2.000 millones de personas padecen sobrepeso en el mundo, y 1.400 sufren desnutrición. Y la alimentación es un derecho humano como lo es el vestido, la vivienda y la asistencia médica.

La comunicación en el mundo de la alimentación es un reflejo de los valores de esta sociedad. Podemos comprobar por ejemplo cómo los niños son homenajeados constantemente (representan una minoría) y cómo se dirige a ellos la publicidad. Se distinguen dos estilos de consumo: masivo y exclusivo. Afortunadamente, empieza a autoregularse la publicidad infantil, que suele incluir bebidas y alimentos no saludables.

La publicidad, la moda y el marketing actúan sobre la escala de valores sociales, a través de colores, formas y sonidos musicales (véanse anuncios de bebidas o de alimentos dulces). Los centros comerciales son las catedrales de antes (decía Saramago). En los lineales de los supermercados se colocan estratégicamente los alimentos, disponiéndose al final de la compra, junto a la caja, aquellos productos que compensan nuestro sentimiento de «culpa» por el exceso de consumo realizado. 

En cuanto a los hábitos relacionados con la alimentación en España, comentar que el 80% de las mujeres sabe cocinar, así como el 30% de los hombres. Es notorio la gran cantidad de españoles preocupados por llevar una alimentación saludable y que controla su peso.

Como factores actuales, se señala la menor socialización de la actividad alimentaria, la diversificación de horarios de comidas, el debilitamiento de la referencia doméstica, la individualización del consumo, la industrialización y homogeneización, y la mayor información en la industria alimentaria.

No obstante, según la encuesta nacional de hábitos alimenticios, en España el 91% de la población come en casa y el 94% cena en ella. La mujer sigue dedicándose mayoritariamente a la cocina y compra, dedicando diariamente una media de hora y cuarenta minutos, que en el caso de los hombres es la mitad. Gastamos 1/3 de nuestra renta en alimentarnos, si bien, cada vez más en la calle. Y hay una evolución hacia la homogeneización de la alimentación. En nuestro país, 1 de cada 5 personas vive sola. 

Es cierto que a más edad mayor sobrepeso, pero son cada vez más los españoles que practican ejercicio físico. En las personas adultas, 1 de cada 4 sigue una dieta sana por salud y la mitad por perder peso.

Como conclusión, en el mundo de la alimentación, la sociedad española está muy cohesionada y en ella las mujeres tienen un rol principal. Y es que nuestro país fundamenta gran parte de su vida social en la gastronomía, lo cual es una buena noticia.