My-Plate-reemplaza-pirmide-alimenticia_thumb-300x272Hace cuatro años hablé de este tema, bajo el título de «El plato de Michelle», por ser una idea apoyada por la primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, como modo de luchar contra la epidemia de obesidad en su país (y de todo el mundo). En el mes de noviembre pasado, Cristina Galiano ha escrito en su blog sobre el asunto My plate, o lo que es lo mismo (Healthing eating plate), el plato de referencia con la proporción de cada tipo de alimento (obligatorio) para comer bien a diario. El caso es que Myplate está sustituyendo a la tradicional pirámide de los alimentos, que ha quedado obsoleta.

De momento, Cristina Galiano recomienda olvidar la llamada pirámide alimenticia, tal como se la conocía hasta ahora, pues según ella no responde a las pautas saludables en nutrición, como remedio contra el imparable aumento de las enfermedades derivadas de la mala alimentación.

My plate se materializa en un plato dividido en 4 partes, representando cada una un grupo de alimentos fijos y aconsejables en sus debidas proporciones. Este icono fue creado en 2011 por el departamento de Agricultura de Estados Unidos, y busca que su mensaje llegue más fácilmente a la población. Este material didáctico se distribuyó en escuelas, oficinas públicas, comedores escolares y laborales, y supermercados.

El plato tiene dos mitades –izquierda y derecha- y éstas a su vez en otras dos, iguales en la mitad derecha y un poco desiguales en la otra mitad. Las divisiones llevan además distintos colores, para ilustrar mejor: verde (para los vegetales en general); rojo (para las frutas), naranja (para los hidratos); y morado (para las proteinas).

En la división verde se incluyen todas las hortalizas, evitando las patatas fritas, pero admitiendo las patatas cocidas, muy aconsejables.

La parte roja: solo frutas, y de todos los colores posibles, aprovechando la temporada.

La parte malva, indica las proteínas saludables, y opina Galiano que podríamos aumentar un poco su proporción, por ser muy completas, a costa de rebajar los carbohidratos. Aquí el pescado se reafirma como buena opción. Las carnes rojas no son proteínas saludables (ver lo que dice la OMS), así como los chuletones o los filetes de ternera, y dando preferencia a otras carnes como los solomillos y las cintas de lomo de cerdo.

La división marrón incluye pan, pasta y arroz. Debemos cuidar las cantidades de legumbres y frutos secos, por sus muchas calorías, pero son necesarios en nuestra dieta diaria.

Añade Galiano que los quesos con poca grasa son una buena elección que no hay por qué excluir. Van muy bien los yogures desnatados y sin sabores, por su gran fuente de calcio.

El beicon –por su gran procesado- debe excluirse, así como de todas las carnes procesadas, o fiambres. Deberíamos leer sus etiquetas.

Myplate también va acompañado de un vaso de agua –o té o café sin azúcar-, así como poca cantidad de leche; por supuesto, hay que evitar los refrescos azucarados y los light.

No podemos olvidarnos de las grasas saludables, como el aceite de oliva virgen extra, limitando su consumo a 3-4 cucharadas diarias totales por persona, pero que es un super alimento.

Quedan en entredicho nuevamente los productos de bollería, chucherías y dulces.

El texto de Galiano completa su información hablando de las carnes rojas y procesadas, como pechuga de pavo o pollo loncheadas, que solo son carne en su 60%, pues el resto lleva de todo (agua, antioxidantes, almidón, estabilizantes, sal, dextrosa, azúcar, aroma, potenciador del sabor, conservador, etc.).

Son también sospechosas las salchichas tipo Frankfurt, pues llevan mucha grasa y sal, además de muchos aditivos. Algunas marcas incluso incluyen tejidos de menor calidad nutricional (despojos), además de nitritos y nitratos.

Llama la atención sobre el contenido de proteínas lácteas de algunos productos cárnicos, usados como conservante. ¡Increíble!

Sería bueno leer las etiquetas de las salchichas que encontramos en los supermercados, incluyendo las de pollo.

Además, la Organización de Consumidores Europeos advierte que todos los productos cárnicos vendidos en la UE no se etiquetan correctamente o no llevan los buenos ingredientes que se espera de ellos.

Está claro que comprar comida sana no es tarea fácil.