El pasado 14 de junio, mientras goleaba la selección española y en la Alameda sevillana las terrazas rebosaban de gente viendo el partido, en un pequeño y cercano local de la calle Jesús del Gran Poder llamado Red Verde, se celebraba un concurso de tapas veganas, que son las que no emplean productos de origen animal, como huevos por ejemplo. El evento tenía un carácter benéfico en contra del maltrato a los animales. Las tapas se vendían a 1,50 euros o bien su equivalente en pumas, la moneda verde, que podría convertirse en nacional como esto siga así.
Acompañada de mi fiel carrito de la compra me dirigí al local de Red Verde. Allí, entre grupos de gente muy contenta charlando amigablemente, estaban expuestas a la degustación una serie de tapitas veganas a cual más atractiva por su colorido. Entre ellas, Arancha, de La Mar de Algas, había elaborado una ensalada de rúcula, tomates sherry, canónigos, remolacha y especias de algas de la firma Suralgae (de Cádiz). Pero me llamó la atención el trocito que quedaba de tortilla de patatas, pregunté y la compré (no llevaba pumas, pagué en euros).
Por supuesto, antes me informé de la receta de esta tortilla sin huevos, tortilla alternativa, que no hace sino confirmar que es un plato progresista, abierto a otras tendencias y movimientos medioambientales. Al no llevar huevos, las patatas una vez fritas en su aceite se habían sumergido y fusionado en una mezcla de harina de garbanzos con agua y algo de pimienta. Me advirtieron que esta base líquida debía ser en cantidad algo menor que la procedente de huevos batidos, por aquello de su textura. La tortilla llevaba también su buena cebollita, pimiento verde y sal.
Pues la tortilla vegana no estaba nada mal, entre otras cosas porque sus ingredientes eran sencillos y además estaba muy bien cuajada.
La dieta vegana, que prescinde de productos de origen animal, es baja en colesterol y grasas saturadas, y rica en vitaminas y minerales, fibra soluble e indisoluble y en fitoquímicos (antioxidantes). Es muy frecuente en algunos países asiáticos. Supone una rebelión contra el sistema de explotación agroalimentaria actual, buscando minimizar el daño medioambiental, y fundamentándose en diferentes razones. Pero no olvidemos que el hombre nunca ha sido vegano. (Como podrán comprobar, me he documentado antes de escribir este post).
La llamada alimentación ovolacteovegetariana (la palabrita tiene guasa), no tiene problema alguno en nutrición, pues el huevo aporta una proteína de primera categoría. Pero la simple cocina vegana carece de tres elementos: el hierro, las proteínas y la vitamina B12, y esta última no está en el reino vegetal.
Aún no sé quien ganó el concurso de tapas veganas. También se dio a degustar una mortadela vegana, una bebida de nueces de macadarmia y unas hamburguesas de cereales al estilo oriental. Me encantó colaborar contra el maltrato animal pues no soporto el maltrato ni el abandono, pero tampoco me gustan los animales, qué le voy a hacer.
Yo solo cuento que existen otros tipos de tortilla de patatas y que también están buenas.
Hola! Yo soy vegana y tengo que decirte que no tenemos ningún problema con las proteínas 🙂
Una dieta variada de vegetales aportan la cantidad suficiente de proteínas. La mayoría de personas (por ejemplo en EE.UU.) carnívoras comen hasta el doble de proteínas que el cuerpo necesita, incluso un vegetariano puede comer 1 y media la cantidad requerida.
Comer demasiadas proteínas puede resultar en osteoporosis y cálculos renales. La carne y los productos lácteos elevan el nivel de ácido en la sangre humana, causando que el calcio sea expulsado de los huesos para así reestablecer el equilibrio natural de pH en el cuerpo. Esta disminución de calcio resulta en osteoporosis, o debilitamiento de los huesos. El calcio expulsado termina en los riñones, en donde por lo general forma piedras dolorosas. La enfermedad del riñón es mucho más común entre aquellos que comen carne que entre los veganos, y un consumo excesivo de proteínas también ha sido ligado al cáncer de colon, mama, próstata y páncreas.
Si se consume una dieta equilibrada y se come una variedad de cereales, legumbres, verduras, frutos secos y semillas, no se tienen problemas para obtener todas las proteínas que el cuerpo necesita. Las espinacas, los berros, la col o el brócoli, por ejemplo, contienen cerca del 50% de proteínas.
Hola Tubal. Es cierto que no me gustan los animales, pero también es cierto que sufro mucho al verlos desvalidos y abandonados (sobre todo los perros). Aún recuerdo una ocasión en la que nos llegó un perro lanudo a casa, desorientado y perdido. Le preparé un arroz cocido que devoró en un instante. Me dan pena, pero no me gusta tenerlos en casa, lo siento.
Hola Carmelo: pues nada, a esperar ese maravilloso libro. Tengo muchas ganas de verlo. Y en cuanto a la tortilla, es cierto, no es lo mismo que hacerla con los huevos batidos desde siempre, no sabe igual. Pero se trata de seguir una dieta y poner comerse una tortilla sin huevos…..
Muchas gracias Adela por la visita. Es cierto, busco toda clase de tortillas y ésta me ha sorprendido, la verdad.
hola: no sé cómo estará esa tortilla; será cuestión de probarla; algún día haré la prueba. Veo que buscas tortillas distintas por dónde sea.
En fin, Charo, seguro que esa torta esta muy rica pero no se puede conseguir la jugosidad y untuosidad que proporciona el huevo a una buena tortilla.
Ya esta mi libro a punto de ver la luz!!! Te mandare un ejemplar. Un abrazo desde Bilbao.
Curiosa tortilla…aunque parece más una torta, no?
Por cierto, sobre lo de que no te gustan los animales , creo que es porque no te has preocupado nunca de conocerlos y quererlos…….te dejo esta sabia frase del escritor francés Anatole France: «Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida»….así que aplícate el cuento y adopta aunque sea una tortuga, ya veras cuanta verdad encierra…….Saludos ;O)