En el año 2012 se creó el título de Capital Española de la Gastronomía, para favorecer el turismo a través de la cocina. Desde entonces, lo han ostentado por este orden, Logroño, Burgos, Vitoria, Cáceres y Toledo. Hace pocos días, el jurado –compuesto de profesionales del turismo, la hostelería, la comunicación y representantes del Ministerio de Agricultura y Turespaña- dio a conocer la nueva capitalidad gastronómica: Huelva, que sucederá a Toledo, desde el 1 de enero de 2017, título al que también aspiraba Cuenca.
Ante todo, el nombramiento es una buena noticia para Andalucía, que hasta ahora no había sonado por ninguna de sus capitales como candidatas del título, con el gran potencial gastronómico que tiene en toda su extensión. Y además, en el caso de Huelva, considero que es la que posee la oferta más variada y completa de productos gastronómicos de calidad.
Sin entrar en la importancia que pueda tener la elección, considero que la capitalidad gastronómica puede servir para:
-Llamar la atención e insistir sobre la calidad de los productos autóctonos onubenses, los tradicionales y los conseguidos a través de estudios y nuevas investigaciones en I+D a partir de una moderna agricultura. Es un reconocimiento oficial.
-Provocar y revalorizar una cocina onubense de calidad, con la participación de nuevos cocineros locales, que tendrán que defender sus productos, que aquí tienen el origen más variado: desde la Costa hasta la Sierra, pasando por el Condado y el Andévalo. Pocos lugares pueden dar tanto.
-Fomentar el turismo gastronómico y por tanto cultural de la provincia más occidental del sur español.
Y quiero citar aquí a una figura imprescindible de la nueva cocina de Huelva: el Chef Xanty Elías, del restaurante Acanthum, ahora con una Estrella Michelín. El cocinero mantiene una campaña de marketing que potencia cocina (con pescados y hortalizas), aceites, quesos y vinos de Huelva. Y eso la provincia lo estaba necesitando.
La gamba blanca, el jamón de bellota, el choco, las coquinas, las chirlas, las conservas de pescado, las fresas, los frutos rojos, el tomate rosado, los excelentes aceites, los vinos, licores y vinagres del Condado, y por último las exquisitas setas, ofrecen un conjunto de posibilidades de cocina, sabores de productos certificados y por tanto desarrollo económico y cultural.