Aunque la ceremonia de entrega de los Goya estaba espectacular, tuve el coraje de cambiar de canal, para visualizar el programa de la 2, “La Noche Temática”, dedicado en esta ocasión al despilfarro de comida, bajo el título de “El escándalo del despilfarro alimentario”. Y creo que mereció la pena, por la importancia del asunto, y además luego he visto infinidad de veces las imágenes, discursos y modelitos de la fiesta del cine español sobre la alfombra roja.
Resulta que 1/3 de la comida producida se tira a la basura. Las causas: malos hábitos, superproducción, estrategias de marketing, etc., lo cual además de ser un contrasentido dadas las cifras del hambre en el mundo, supone un gran impacto en el medio ambiente. Y lo peor es que nos hemos ido acostumbrando a estas prácticas en nuestro estilo de vida.
Contaba el programa de la “Noche Temática” que ya en la propia actividad pesquera se tiraban al mar –agonizantes o maltrechos- el 50% de los peces capturados, por su tamaño y falta de rentabilidad. Es decir que el despilfarro comienza en el origen de producción, a falta de una pesca sostenible. En la lonja también se tira el pescado que no se vende (a la basura o para hacer harina). En Francia, por ejemplo, se tiran 20 kg. de alimentos al año por habitante.
Pero todos los agentes despilfarran: grandes cadenas de producción e instituciones públicas, y entre todos, nos obligan a consumir. Es necesario un urgente cambio de comportamiento, porque también despilfarramos agua y energía. El despilfarro es un componente de la vida moderna.
Se calcula que instituciones públicas como hospitales o colegios, tiran el 30% de los alimentos. Hay un auténtico despilfarro sin control. Los pacientes de los hospitales suelen dejar la comida intacta. No obstante, nadie se replantea la cuestión.
Como despropósito, el reportaje contó el caso del trabajador despedido por recuperar de la basura lechugas arrojadas por su empresa, y cómo tuvo que pelear en juicio su puesto de trabajo. La Empresa interpretó que perdía beneficio (suponemos que porque su destino no fue la donación, que sí desgrava fiscalmente).
Las donaciones benéficas mejoran la imagen de las grandes superficies. Y los alimentos a veces llegan a entidades sociales sin pasar siquiera por las estanterías, porque previamente se habían considerado excedentes.
Los hipermercados trabajan con amplios márgenes de caducidad, por lo que tiran productos en cuanto se acercan las fechas. Hacen falta ideas para reciclar en los supermercados. Por ejemplo, el 20% de los plátanos se tiran.
La otra cifra es que en Francia (un país desarrollado de la UE), se calcula que existen 8.200.000 personas pobres. Se debería luchar contra el despilfarro en su origen, supervisado por servicios sociales.
De hecho se organizan talleres de cocina con lo que sobra, para gestionar mejor la alimentación. Es el llamado “freeganismo”, movimiento de personas que viven de lo que se tira, por elección o por necesidad. El movimiento no apoya las grandes cadenas de alimentación, indignado ante las imágenes de alimentos en la basura.
El recorrido pasó por mostrar cadenas sociales, ejércitos de voluntarios que recogen alimentos, para que otros los aprovechen sin perder la dignidad: todo un éxito de organización. Son productos que ya no se pueden vender, cuidando de que no acaben en la basura, y se entregan a los beneficiarios.
(Mercado la Tente des Glaneurs).
https://comidabasurablog.wordpress.com/tu-comida/
Llaman la atención sobre el coste medioambiental que supone la alimentación, y sobre lo que significa el disfrute con la comida.
Y por último, una llamada de atención sobre los alimentos que han viajado muchos kilómetros hasta llegar al mercado, y que además han destruido parajes naturales y han talado multitud de árboles. Suelen ser productos en entredicho.
Excelente reportaje el de LNT de la 2.
Más información en Comeencasa sobre el despilfarro aquí: