Pocos eventos he vivido con tanta admiración. El pasado jueves 14, en la Sala Imperdible de Sevilla, asistimos a la presentación del primer vino tinto “12 añadas de Apoloybaco”, elaborado por el duodécimo aniversario de la web Apoloybaco, marca precursora de la asociación del mismo nombre. Colonias de Galeón, de Cazalla de la Sierra, fue la bodega creadora de este vino joven y ecológico. Apoloybaco comprende tres patas culturales con la música de jazz, el vino (y gastronomía) y la literatura. Una entrada de 15 euros por socio/asistente cubrió el concierto, el vino y la degustación de productos ibéricos de la tienda Gourmet Delicious. La Asociación no cobra cuota a sus asociados.
Una excelente actuación de un grupo de jazz abrió el acto (música), seguida por la intervención de Luis Miguel León (responsable de literatura), que dedicó sus reflexiones a la esencia del vino, “a sangre y fuego, compañero de creatividad para celebrar los triunfos y olvidar los fracasos. Un vino que no guarda secretos, que llora, abraza, consuela, como la poesía, que ahuyenta las tormentas del alma. El vino siembra poesía en los corazones”.
Y entonces salió la literatura en letras, con la lectura por parte de tres socias de Apoloybaco de varios poemas del libro “El vino en la poesía” (selección de Francisco Vélez Nieto, una obra de cabecera), como “Nocturno vino”: ”Beber quisiera de tus labios, el sueño de la tierra prometida, para poder decir cuando esté lejos y recuerde que fuiste o que eres para mí, la que recorre el vino de la sangre en el paisaje añil de esta geografía….”. Con todo esto, y sin probarlo todavía, el vino nos empezaba a producir un cierto estrago sentimental.
Tras los poemas llegó la gastronomía implacable; Fernando Solís -su representante en la asociación- presentó los productos que acompañarían esa noche al vino 12 Añadas de Apoloybaco. A saber, salchichón ibérico, chorizo ibérico de Jabugo, morcón ibérico de Jabugo a partir de carne magra; jamón con Denominación de Origen Jabugo “Sejabugo”, curación 3 años y 6 kilos de peso y con calidad certificada; queso mezcla manchego cabra, vaca y oveja en aceite de oliva suave; queso oveja viejo, manchego de 12-18 meses, con sabor añejo. Todo ello de la tienda Delicious, en Sevilla.
Todo preparado para la presentación del vino 12 añadas de Apoloybaco. En el escenario, Julián Navarro, su creador, gerente de las Bodegas Colonias de Galeón, cuyo primer vino se etiquetó el 25 de octubre de 2001, el mismo día que nacía Apoloybaco. Con tres artes irresistibles –vino, literatura y jazz- resurge ahora en paralelo su duodécima vendimia, de la mano de esta asociación cultural sevillana. Conjura cabalística del 12 la de esta coincidencia en el protagonismo de la noche. Canto y lamento de las levaduras –cuenta Navarro-, que en septiembre con la fermentación escucha en la barrica. ¿En qué lengua canta el vino?. Colonias de Galeón solo cultiva cepas ecológicas, sin tóxicos para la levadura, allá en la sierra norte de Sevilla.
Y el nombre del protagonista que hoy se bautiza: 12 añadas de Apoloybaco, 12 meses de barrica, producción limitada a 600 únicas botellas. Uva 10% Cabernet Sauvignon y 90% Tempranillo.
Y sus apellidos: “Rojo picota con ribetes púrpura, con un futuro que lo mejorará en botella en los próximos meses, intenso y de complejidad aromática. En boca es fruta, interesante, pues el paso por la barrica de roble francés y americano no le dieron sabor a madera”. Un vino amable, sin acidez ni agresividad, que al día siguiente no te hace sentir culpable por resaca. Un vino que fue vestido con su etiqueta conmemorativa por los mismos componentes de Apoloybaco, en un viaje amistoso a Cazalla de la Sierra.
Y entonces fue el brindis de la junta directiva de Apoloybaco, que culmina así una década redonda de actividades, de unión y de eficacia en la gestión cultural, un lujo para Sevilla. Luego, con la sala convertida en salón de celebraciones, todos brindamos con copas brillantes y manteles blancos, junto a las bandejitas de productos ibéricos. A la segunda copa, todos éramos amigos para siempre.
Una velada agradable, asociativa, cultural, pagada a escote, bien organizada y bien tematizada, convincente y provocadoramente sentimental, hizo que nos sintiéramos hijos de Apoloybaco. Lo más importante fue comprender que las asociaciones sin ánimo de lucro gozan de buena salud y de la suficiente imaginación como para organizar una fiesta alrededor del vino, un vino de Sevilla, joven, elegante, limpio, emprendedor, valiente, y con el que brindamos por la amistad, por el trabajo bien hecho, y por el interés en seguir aprendiendo, disfrutando y compartiendo cultura. Cultura en forma de vino, de música y de letras maridadas.
Apoloybaco, es un ejemplo de buena gestión. Y yo tengo el honor de ser socia.
Enhorabuena Charo. Tus crónicas son siempre una lección donde aprender. Orgullosos nos sentimos de tenerte a ti y a Antonio como socios y amigos.
Gracias Vicente por la visita y el comentario. Fue sin duda una noche inolvidable para todos nosotros. ¡Viva Apoloybaco!
Sin duda una crónica magistral, recoge a la perfección la esencia y naturaleza de este evento, de la asociación y de los socios y socias que la conforman.
Muchas gracias