¡Y qué noche la de antes de ayer! Antes, el domingo, viví una mañana intensiva de ensayos entre tramoyas falleras y estancias escondidas al público, que recorrí ávida de olores y detalles, imaginando cuantas emociones brillantes o mediocres se han expresado allí, cuantas músicas, disfraces, risas y opiniones han puesto al público en pie o lo han hecho protestar….pero me rodeó gente muy profesional: un excelente director de coro de 19 años, actores ocasionales de honesto corazón, artistas que lo son por genes,  (Antonio Martín, El Libi, Romualdo…), directores de bandas con autoridad y un coro de voces viñeras que ensayan al salir de sus trabajos o quehaceres; he ahí el arte más hermoso, el de los aficionados por amor. En suma, un gran equipo que no dejó nada al azar, ofreciendo un espectáculo de homenaje a nuestra Constitución de 1812, a beneficio de los enfermos de sida acogidos en Gerasa. Y todo ello con una puesta en escena espléndida, colorista y digna, de papeles bien asignados, a cargo de la Tertulia Al Palo, organizadora. El nombre: Sinfonía de Libertad.

El miércoles, el colegio La Salle Viña de Cádiz fue durante dos horas un camerino colectivo, con amplios vestuarios, sastrería de eficaz supervisión de Maria Ángeles, salas de maquillaje obligatorio (los focos queman….), y locales de últimos ensayos,  pero también de las primeras fotos para el Facebook. Ya éramos todos de 1812. Y yo, Carmen Toscano Cavana, nacida y bautizada en 1767 según reza el registro parroquial, estaba allí por ser mi hijo Jorge Fedriani voluntario distinguido en las milicias que defendieron la ciudad del asedio francés. Y como todas las madres, temía por su vida en aquellos tiempos revueltos. Por eso me tocó prologar el tema Carmina Burana, lleno de fuerza dramática y temperamental, con un coro de voces impresionante….¿Cómo llegué hasta aquí?

Pasada revista por la autoridad, a eso de las 20,30 salimos en desfile hacia el Gran Teatro Falla. Menos mal que solo caían algunas gotas. Nos precedían música militar de dos bandas, el coro viñero y las milicias doceañistas por las calles nocturnas y estrechas del barrio del Mentidero. Algunos enfermos y sanitarios del Hospital San Rafael nos vieron desde las ventanas. No es la primera vez que desfilo para el Doce.

Comienza la función con la entrada sorpresa desde el patio de butacas hacia el escenario vacío, al son de la música militar…. Casi trescientos tomamos literalmente el Falla.

Presentación del presentador, el teatro lleno, dos bandas de música –Sevilla y Cádiz, juntas- todos perfectamente vestidos de época; el coro ocupa los tornavoces, creando un inolvidable cuadro, con damas, diputados y clérigos….para cantarle a nuestra primera Constitución.

Y el elenco de actores (que no figurantes, porque hablamos). A saber: Lola La Piconera (Trini, con poderío), Álvarez de Toledo (Ramón, político catalán), Agustina de Aragón (María, joven y guerrillera), Mejía Legerica (Romualdo, diputado del otro hemisferio), Carmen Toscano (yo misma, madre de voluntario, y clase media), Wellington (Félix, General, el temperamento inglés), y Castaños (Fernando, General español, la gloria de Bailén). Y, para quitarnos los humos a todos, el genial Emilio Cruz “El Libi”, que desmitifica nuestros discursos oficiales, dramáticos y popularmente correctos, hacia lo simple, a lo que piensa y opina la calle, demostrándose que doscientos años después, todo se reinterpreta y se revisa a la luz del sentido del humor más gaditano. Políticos en entredicho, victorias conseguidas con oscuros tratos y soldados que no dispararon una sola bala. Es bueno que de vez en cuando, en la historia, alguien haga su propia lectura, poniendo en duda ciertas hipótesis. Y de eso se ocupa el carnaval en Cádiz, afortunadamente.

Pasada la mitad del concierto me toca salir: treinta segundos, solo treinta segundos en los que el Falla fue mío…. Bueno, de Carmen Toscano. Treinta segundos para no olvidar, treinta segundos para escuchar la queja de Carmen doscientos años después.

Terminando el acto, la Marcha de Cádiz alegra los corazones y redondea el ritmo de las piezas. Entre bambalinas, músicos y soldados con sus iphones, enviando mensajes e imágenes….la vida se multiplica, se amplía fuera de nuestro limitado espacio fallero…. Y para despedir, salimos todos al escenario: las bandas, que ya estaban, el coro, las milicias –que realizaron varios cambios de guardia-, los maceros escoltando el libro de la Constitución, portado por Antonio, y nosotros, los actores con el carnavalero Libi. Nunca había visto el Falla desde el escenario, y nunca olvidaré el olor de sus entrañas…

Pero no os olvidéis nunca de entidades como Gerasa, que empezaron luchando contra prejuicios sociales por dedicarse a curar y rehabilitar a condenados por tener sida, y que hoy continúan sin descanso en su tarea. Este tipo de eventos solidarios, con la Constitución de 1812 como fondo, llevan esperanza a un grupo humano que sufre otra crisis en su propia sangre.

Enhorabuena a la Tertulia Al Palo, organizador de este excelente concierto, que a todos nos ha hecho disfrutar.

  

http://www.cadizbook.es/noticias/c%C3%A1diz/la-pepa-se-hace-vida-en-el-gran-teatro-falla

http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz2012/1393091/la/toma/teatro/falla.html

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