Según el suplemento dominical Magazine, el porcentaje de familias que acaban la jornada cenando juntos ha subido en los últimos años. La cena –junto a las diferentes comidas del dia- tiene un significado especial, pues se presta al relax y al diálogo. Las investigaciones demuestran que la cena –además de representar un tercio de las calorías diarias- es una magnífica oportunidad para emplearla en la dura tarea de educar a los hijos, incluyendo el comportamiento en la mesa.

Y es que los beneficios de cenar juntos como mínimo 5 días a la semana son más que evidentes. La web Eroski Consumer también dedica una noticia a esta cuestión. Nuestros niños necesitan contar cosas al final del dia, pues su jornada escolar es intensa, llena de emociones y de descubrimientos. La cena es su gran oportunidad para expresarse, y para los adultos es la obligación de escucharles con paciencia. Por supuesto, la televisión en estos momentos está fuera de lugar. El caso es que la convivencia en la cena, según los expertos, puede hacer más felices a los hijos, ayudando a que se sientan más seguros, sean mejores estudiantes, menos propensos a fumar, beber alcohol o a drogarse.

Pero esta reunión no debe ser una dura imposición, algo que signifique un sacrificio. Se trata de disfrutar del encuentro, relajarse, obtener un estímulo para desarrollar el entendimiento, los afectos y la propia habilidad para resolver conflictos.

Añaden los investigadores que otras patologías pueden prevenirse también con esta práctica familiar, como la depresión, la ansiedad o los problemas de comunicación.  Al fin y al cabo, una buena relación entre padres e hijos es el mejor factor de prevención.

Por otro lado, la página Eroski relaciona el comer y cenar juntos con la mejora de los hábitos alimenticios de toda la familia, el estado nutricional de los niños, su salud y su peso. Cenar en familia es una práctica sencilla, fácil de llevar a cabo, solamente con planificación y orden.

Este tema me trae a la memoria las cenas con la televisión y sus horribles programas (por cenar tarde, fuera del horario infantil), los caprichosos bocadillos para cenar cada uno por separado junto a su ordenador (un desastre) o las bandejas individuales con el servicio de la cena, para comer en solitario (otro crimen). La cena necesita dedicación, mantel y el servicio de mesa completo.

El horario de la cena debería fijarse como punto intermedio entre el de los niños y el de los padres, y observando las dos horas antes de irse a dormir los pequeños, aunque creo que pocas familias lo cumplen actualmente en España. Por eso, al dia siguiente, los niños están dormidos en clase.

La cena de Nochebuena es un motivo especial para celebrar, pero la familia debería estar acostumbrada a cenar junta todos los dias del año.