¿Estás comiendo bien?. Típica pregunta de madre a hijo cuando éste vive lejos de casa por estudios o trabajo. Y es que nos preocupa la alimentación de nuestros niños (que siempre lo son aunque crezcan). Pero hoy, en la era de las comunicaciones, este desvelo puede aliviarse gracias a los servicios de una buena empresa de paquetería. Veamos un caso práctico, pero real, como la cocina misma.

Diego y Jaime son dos hermanos gaditanos que estudian en Madrid Arquitectura y Derecho respectivamente y comparten piso en la capital de España. Y además son encantadores (eso lo digo yo porque lo he comprobado). Pues resulta que cada 8-10 dias reciben por mensajería un paquete en formato nevera, con el remite de su madre desde Cádiz. Herminia, que así se llama la gran cocinera, prepara con esmero los platos más clásicos del hogar gaditano: gallo en salsa, potaje de habichuelas, berza, calamares en su tinta, lentejas, garbanzos con acelgas, puchero, filetes en salsa o empanados…. Todo lo que pueda facturarse por 5 kg. que es el límite al servicio urgente. De ese modo, el paquete que sale de Cádiz a las 7 de la tarde, se entrega en el piso de Diego y Jaime antes de las 10 de la mañana del dia siguiente. Las fiambreras gaditanas viajan toda la noche convenientemente refrigeradas, por supuesto.

Me imagino la sensación de comer a más de 500 kilómetros de casa, donde no llega el olor del mar ni las ráfagas del faro de San Sebastián, degustando esos filetitos empanados o esos garbanzos con espinacas con sabor a comino. Está claro que esta autopista gastronómica Cádiz-Madrid acerca el cariño de Herminia hasta la mesa del frío piso de estudiantes de sus hijos. El último paquete traía croquetas, papas con carne, garbanzos con espinacas, papas aliñás, filetes de pez espada, berenjenas rellenas, gallo guisado y sanjacobo de carne, jamón y roquefort.

¿Hay algo mejor que la comida de tu madre? Seguro que no. Y con este sistema de comidas viajeras, la madre está tranquila y los hijos comen caliente y bueno todos los dias. Según mis investigaciones, son muchos los estudiantes que traen fiambreras llenas de comida preparada para la semana, sobre todo entre Cádiz y Sevilla. El caso de Diego y Jaime es aún más insólito.

Por cierto, me dijeron estos hermanos que a fuerza de seguir comiendo bien, se están metiendo en la cocina, y ya hay algunos platos que preparan ellos mismos en Madrid. La cocina casera enseña, transmite y convence de que hay que practicarla, que es muy fácil.

Gracias a Diego y Jaime por enviarme esta información como buenos corresponsales de la Villa.