Hace más de un año que estuvimos allí y lo contamos en este blog. En aquella ocasión fuimos 35 y este año casi 60, los voluntarios que el sábado 22 de enero participamos de nuevo en tareas de reforestación o restauración forestal en la zona conocida como La Parrilla-La Cañada, perteneciente al Parque Nacional de Doñana, (Huelva), todo ello con la coordinación de WWF (Adena), organización que se ocupa de las tareas para la conservación de la naturaleza en más de 100 países, desde mediados del pasado siglo.
El objetivo de la protección del espacio natural, se enfrenta con la pérdida de la biodiversidad y la degradación del 50% en La Parrilla. Antes, fue tierra agrícola dedicada a los cereales, que fue expropiada y hoy es dominio público. Está situada junto al Coto Del Rey y es el hogar propio del lince ibérico, especie que se intenta proteger creando para él pequeños refugios en la zona.
La misión de nosotros los voluntarios fue plantar especies como romero, lentisco y acebuche silvestre (variedad del olivo), alcornoque, espino negro, labiérnago, cantueso, jaguarzo morisco, etc, Concretamente nos indicaron que el acebuche silvestre se suele injertar en el olivo comercial por ser más fuerte.
Podría pensarse que se trataba de la exacta repetición de la jugada del año pasado, si no fuera porque desarrollamos nuestro trabajo con un instrumento innovador y sencillo llamado “Waterboxx”, que según cuenta su página web “estimula la supervivencia de las plantas y los árboles en circunstancias difíciles, sin utilizar ningún tipo de electricidad o agua subterránea”. Con el waterboxx se plantan dos unidades, procurando que sean diferentes, ya que una debe ser más fuerte que la otra; como por ejemplo un arbusto y un árbol, dónde el primero crecerá más deprisa que el segundo, pero ambos se necesitarán.
Una vez colocadas las dos plantas en el hoyo cavado con la azada tradicional, se coloca el waterboxx (que previamente ha sido montado por la cadena de fabricación de los voluntarios), cuidando que su válvula esté orientada al norte, se fija al suelo para su protección, se entierra un poco y se le añade un cubo de agua. Aquí acaba la operación.
El resultado de nuestro trabajo fue la plantación de entre 220-230 Waterboxxes, con un total de 450 plantas, con 9 especies entre árboles y arbustos. Todo ello en una superficie de algo menos de una hectárea. El waterboxx lo comercializa una empresa holandesa, www.groasis.es , que con esta herramienta desarrolla el concepto “reforestación sin irrigación”. Un sencillo, eficaz y barato invento que asegura el 95% de éxito en las tareas de replantación.
Aunque estas pequeñas tareas medioambientales tienen su encanto, sobre todo para los que vivimos inmersos en el asfalto, para mí lo más cautivador, por decirlo de alguna manera, fue escuchar datos, hechos y realidades de lo que es el campo, su evolución, su valor patrimonial, y comprender el mal trato que ha estado recibiendo del hombre. De ahí que asumamos que la reforestación es ante todo un trabajo de concienciación hacia el medio ambiente y por supuesto para el ser humano.
(No he contado el frío que pasamos en medio del campo).