Ahora tiene diez años y pesa 70 kilos, pero a los cinco ya pesaba 83. A causa de su obesidad la Xunta de Galicia quiere separarle de sus padres, a los que considera incapaces de cuidar al niño, pero éstos deciden no entregarlo. Ahora el menor está en paradero desconocido y será un juez quien decida sobre su futuro, sin perjuicio de que los padres puedan enfrentarse a un delito de sustracción de menores.

Ingresó en la UCI 48 veces por sus graves problemas de salud derivados de la obesidad mórbida que sufre, y de que tenía “problemas en su familia”. También dicen que el menor estaba bajo seguimiento médico desde el año 2005. Lógicamente el niño, no quiere abandonar a sus padres y asegura que ha “adelgazado diez kilos en un mes”.
Todo un montaje mediático alrededor del niño obeso de Orense. Si durante unos años se puso de moda escribir sobre la anorexia entre los jóvenes, hoy el tema más tratado es el de la obesidad, no menos grave por supuesto para la salud. Pero aquí hay algo que no ha funcionado: en los diez años de vida del niño ha habido tiempo más que suficiente para tratar el problema, hoy ya más difícil de resolver. La obesidad mórbida, en estos niveles, no solo se cura cambiando los hábitos alimenticios, sino que ya necesita también de tratamiento médico a medio y largo plazo. Eso de que ha perdido diez kilos en un mes me parece una barbaridad.
Este niño, nacido en España, tendría con toda seguridad un pediatra asignado como todos los bebés, que seguro controlaría (o debió hacerlo) su alimentación primaria; otra cosa es que su madre no se tomara en serio las indicaciones del mismo. No obstante, el menor iría a un colegio como todos, donde posiblemente habría comedor escolar, y donde podría haber tomado el desayuno. Creo que la enfermedad de este niño se les ha ido de las manos.
Son muchas las familias que maleducan a sus hijos en la alimentación, permitiendo el consumo de pastelería industrial, alimentos precocinados y no ofreciendoles frutas o verduras en las dietas, entre otras cosas porque los adultos tampoco ponen cuidado en ello. No obstante, este niño debe tener algún componente genético para haber llegado a esta situación. La obesidad infantil puede reducir hasta en 14 años la esperanza de vida según afirman desde la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad. Se habla de que un 30% de los menores de 10 a 14 son obesos en nuestro país.
Hoy por hoy nuestra Administración tiene suficientes recursos para hacer un seguimiento alimentario no solo al niño, sino también a la familia. Lo he visto en núcleos chabolistas, donde los niños son controlados hasta los tres años en lo que a alimentación se refiere.
Pero me parece desproporcionado quitar el niño a sus padres –creo que de etnia gitana- y al parecer bastante ignorantes en lo que respecta a la educación alimentaria, o sea, a la pura cocina. Pero como ellos habrá montones en España, y de todas las clases sociales. El niño obeso y su familia solo necesitan un médico nutricionista durante el día, que vigile la dieta, sin que por ello el menor tenga que vivir lejos de los suyos, pues de ellos necesita cariño y atención.