Con cierto retraso publico un pequeño resumen de este interesante evento. Bajo el lema “Los océanos como despensa y futuro”, ha tenido lugar por segundo año consecutivo el Encuentro de los Mares 2020. Cocineros, científicos, y pescadores de cuatro continentes se han reunido en un nuevo congreso para intercambiar conocimientos y defender la recuperación de los ecosistemas marinos.

Esta segunda edición on-line y gratuita, se ha celebrado del 13 al 15 de julio pasado, organizado por la División de Gastronomía de Vocento y la Junta de Andalucía como promotor institucional. Con 27 ponentes de 11 países, 1010 inscritos y más de 15 horas de emisión en directo, se ha diagnosticado la situación “límite” de nuestros océanos.

En la pasada edición (2019) el Encuentro se centró en los dos mares de partida de la iniciativa como son el Mediterráneo y el Atlántico (Málaga y Cádiz). En esta ocasión, el evento se ha internacionalizado con ponentes de los cinco continentes. La segunda novedad ha sido el cambio a formato on-line 100%, debido a la alerta sanitaria, y en el que el público ha podido intervenir previa su inscripción gratuita.

En el evento han intervenido cocineros como Ángel León, Quique Dacosta, David Thompson, Geir Skeie (proyecto de pesca sostenible), junto a científicos y expertos en el mundo marino como Manel Barange, Carlos Duarte, Enric Sala, Manu San Félix o Alexandra Cousteau.

Este congreso es el único que vincula la gastronomía con la ciencia y el sector de la pesca, con el objetivo de debatir y profundizar en la defensa de la cultura del mar, reivindicando medidas sostenibles urgentes en busca de una recuperación óptima de la salud de nuestros océanos.

La gran pregunta que se ha hecho en el Encuentro ha sido ¿Cómo alimentar a 10.000 millones de personas en 2050?. Y la respuesta para este grupo de expertos de todo el mundo está sin duda en los mares. 

En tres jornadas de duración, ha habido más de 20 intervenciones de profesionales –biólogos marinos, oceanógrafos, representantes de la industria pesquera y cocineros de todo el mundo. Todo ello a través de ponencias, mesas redondas o talleres de cocina en directo, para demostrar que los océanos son la única fuente posible de alimento humano sostenible y saludable para las próximas décadas.

Entre los temas tratados, el estado actual de la pesca, el futuro de la biodiversidad marina, la sostenibilidad, la salud, la gestión pesquera, el reto de incrementar el consumo de pescado, junto a las experiencias de cocineros muy vinculados con el mar.

El cardiólogo Guillermo Aldama (Hospital Universitario de A Coruña) apuntó que consumir pescado dos veces a la semana puede reducir la mortalidad por enfermedad cardiovascular hasta un 30%; y, dentro de otra de las conclusiones -proteger para consumir- pidió que «evitemos los fritos y rebozados y optemos por la plancha, el horno o los marinados o guisos. Las conservas y congelados mantienen también todas las propiedades y beneficios”, concretó el cardiólogo. La acuicultura ha aumentado pero el consumo de pescado salvaje ha disminuido un 25%.

Las sesiones trataron temáticas muy variadas, todas en torno a los océanos y su conservación, pero también relacionadas con los diferentes usos de los pescados en la gastronomía o sobre el papel de los cocineros para socializar esta pretendida revolución en los mares.

El congreso cuenta con un código ético de apoyo y defensa a las actividades que redundan en la sostenibilidad marina y en la concienciación social sobre la importancia del respeto al entorno del mar para garantizar el futuro del planeta.

“Todos somos parte del cambio” ha sido el mensaje del encuentro, difundiendo el conocimiento, compartiendo estado de los mares y elogiando el trabajo de sus defensores. Alexandra Cousteau (nieta del gran científico activista de los mares) exigió una “cadena de suministro más transparente”, comprando solo pescado de clara trazabilidad. Ante su dificultad, ella decidió hace tiempo no comer pescado si no está segura de su origen.

Y una conclusión: La naturaleza te devuelve 5 euros por cada euro invertido en su protección.