Del mercadillo ecológico que instalan en Cádiz los segundos sábados de mes, me traje medio kilo de berenjenas pías (o rayadas como les llaman). Se trataba de una verdura de categoría y había que cocinarla con todos los honores. Se me ocurrió añadirla a unos excelentes calamares que tenía congelados, comprados frescos en el mercado central de abastos de Cádiz. Me salió un plato riquísimo.
Ingredientes: 600 g de calamares ya limpios, ½ kg de berenjenas, 1 diente de ajo, 1 cebolla grande, perejil, aceite de oliva virgen extra, sal, medio vasito de vino fino y un puñado de arándanos deshidratados (opcional), y agua para completar.
Lavamos y quitamos el pedúnculo a las berenjenas, cortándolas a trozos; les añadimos un poco de sal y las reservamos. No hay que pelarlas.
En un mortero o en el vaso de la batidora de brazo, ponemos el ajo muy picado y el perejil con un poco de aceite y removemos o batimos.
Picamos la cebolla y la pochamos a fuego suave junto con la mezcla de ajo y perejil unos 10 minutos. Añadimos las berenjenas y dejamos que se haga todo unos quince minutos.
Mientras, vamos rehogando o marcando los calamares que habremos limpiado y troceado a tamaño bocado y sacándolos poco a poco.
Mezclamos el sofrito con los calamares, añadiendo el vino y los arándanos. Corregimos de sal y de agua y dejamos que se hagan unos 20 minutos.