El pasado 21 de febrero, la Asociación Gastronómica AGAR-AGARI organizó en el Bar Antigua Parra de El Veedor, en Cádiz, una charla sobre fotografía gastronómica. Estuvo a cargo de Guillermo Perea Piñero, profesor titular de Cocina y Pastelería de la Institución Provincial Fernando Quiñones. El tema era más que atractivo, no solo para blogueros y comunicadores gastronómicos, sino para el público en general, cada vez más interesado en publicar fotografías de platos dentro o fuera de casa, y preocupados por el resultado estético. Y, como subraya Guillermo, “hoy la fotografía gastronómica está por todas partes, y no siempre es buena”.
Partiendo de la variedad de equipos y accesorios fotográficos disponibles, incluyendo objetivos (cámaras, flashes, difusores, etc.), Perea declara que “la mejor cámara es la que llevas contigo”, a la que se debe sacar el máximo partido. Y a continuación, indicó los principales problemas técnicos:
POR LA CÁMARA:
Foto movida: debido a poca luz en el espacio dónde se fotografía. Las soluciones pasan por intentar mantener la cámara o móvil más estable durante la fotografía, colocarla en un trípode o intentar acercar el plato a una zona más iluminada.
No sale enfocada: porque la cámara y el objetivo necesitan su espacio. Hay que probar la distancia adecuada al plato. Si nos alejamos mucho, siempre se puede recortar lo que sobre de la foto.
No se puede desenfocar el fondo: y es que desenfocar es más complicado que enfocar, es decir, fijar solamente el primer plano solo se consigue con cámaras de alta gama. Pero habrá que acercarse todo lo que deje el equipo al primer plano, alejando el fondo al máximo.
Más amarillo o más azul del original: es por el balance de blancos de la cámara o el móvil, y muy común en la iluminación artificial, y que tiñe toda la escena de la fotografía. Habrá que ir variando el balance, y una vez hecha la foto, retocarla con el programa adecuado de edición.
Parece un plato mayor de lo que es: a veces nos va a costar centrarnos en el plato, y van a salir objetos que no deseamos. Entonces habrá que hacr zoom, con cámara réflex (objetivos desde 50 mm. Hasta 100 mm.).
La fuerza de la luz: iluminación indirecta (casa con luz pero sin un rayo de sol, fotos demasiado planas). Iluminación directa (dan sombras pronunciadas, perdiendo el detalle del objeto). Iluminación difusa (cortina a la luz, sombras suaves, la mejor).
La dirección de la luz: cenital (desde arriba, dará sombra al plato). Lateral (muy beneficiosa, lateral o frontal).
POR LO QUE SALE EN LA FOTO
En un restaurante: hay que retirar antes los cubiertos sucios y las copas a medio llenar.
En casa: buscar un espacio para la foto. Posibilidad de añadir algún objeto o ingrediente relacionado con el plato.
NO ES NECESARIO TANTO MAQUILLAJE
Al final, puede ocurrir que el resultado de la foto diste mucho del aspecto original del plato. Habrá que comparar y ajustar.
Hasta aquí lo expuesto por Guillermo Perea. Y precisamente, la revista OCU Compra Maestra en su número de marzo, dedica cuatro páginas al maquillaje con el que visten los alimentos para ser fotografiados en envases o en campañas de marketing. De tal manera, que luego, una vez abiertos en casa, no se parecen en nada a la imagen que se ha distribuido.
Aquí se juega con los tamaños, los colores, la proporción de ingredientes, etc., todo ello para atraer al cliente comprador. Pero el resultado es que distorsionan claramente la apariencia del producto. Y la revista concluye que pocos alimentos se salvan de este efecto.
El caso es que no debemos fiarnos de la foto, por la diferencia palpable entre la imagen de la etiqueta y la realidad. Esto podría denominarse publicidad engañosa, según indica OCU en su reportaje, porque el “maquillaje” de la fotografía disfraza la apariencia con mil trucos fotográficos.
Yo siempre concluyo lo mismo: los productos frescos no necesitan de tanto maquillaje, es cuestión de apreciar su aspecto con nuestros propios ojos, más fieles que cualquier cámara. Pero la comida de los platos, fruto de nuestras propias o ajenas elaboraciones, sí merecen la pena ser correctamente reflejados.
(La foto es de Manuel Ruiz Torres, miembro de la Asociación AGAR-AGARI)