Excelente entrada de la página directo al paladar, resumiendo la importancia del aliño en la preparación de los platos, no solo por el sabor, sino también por la adición de propiedades nutricionales. Supongo que no solo se habrá referido al aliño de los alimentos finales en crudo sino también a la fase previa de cocinado. Creo que aliñar es un arte, un don de los cocineros.
Pero en el mundo de los aliños siempre ha habido clases. Los que venden en los supermercados ya preparados contienen muchas grasas y azúcares, y además crean adicción por su fuerte sabor. Nada como los aliños caseros, aquéllos en los que vemos y manipulamos todos sus ingredientes, dónde tenemos bajo nuestro control todo aquello que hará más ricos nuestros platos pero también más sanos y digestivos, y se adaptan a nuestro estilo de vida y preferencias personales.
Directo al paladar también se refiere a la selección de ingredientes en los aliños para la población infantil, incluyendo en su lista al aceite de oliva virgen extra (antioxidante y con vitamina E), zumos de frutas (vitamina C, potasio y antioxidantes), yogur natural (proteínas, calcio), ajo y cebolla (potasio, fibra y propiedades antibacterianas), hierbas y especias (minerales, vitaminas y antioxidantes), vinagres (potasio, magnesio o fósforo y pocas calorías), frutos secos y semillas (vitamina E, selenio), miel (nutrientes y azúcares simples).
Sería muy deseable que nuestros aliños fueran saludables, y para ello se indican algunos trucos como:
Exprimir los zumos naturales justos antes de usar en el aliño, para no perder la vitamina C.
Emplear ajo y cebolla crudos pero muy bien picados.
Consumir hierbas y vegetales o frutas recién picadas, para evitar su oxidación.
Usar aceite crudo, sin cocción, con todas sus propiedades y beneficios.
Mejor los lácteos desnatados, con proteínas pero con menos calorías y grasas.
Y, como ejemplos, la página indica aliños como vinagreta de perejil, mayonesa vegana o veganesa, aliño de amapolas, mostaza casera, vinagreta de miel o de papaya, salsa griega de yogur, etc.
Como buena gaditana, tengo que citar el aliño de las papas de toda la vida, que consigue un plato refrescante, rico, digestivo y saludable; una buena sal gorda de salinas, una cebolleta fresca recién picada, el vinagre de Jerez y el aceite de oliva virgen extra, pueden convertir un plato humilde en una obra de arte.
Eso sí, el aliño requiere imaginación y fundamento, para conseguir reforzar el sabor y las propiedades del producto sin relegar su protagonismo. Por eso, mejor aliñar en casa.
El aliño es el factor más personal y subjetivo de la cocina, pero creo que también está sujeto a experimentos.
Fuente: Directo al paladar
Gracias Frantic por la visita y el comentario.
Me encantan los aliños con ingredientes escogidos y en su justa cantidad.
Totalmente de acuerdo, Charo. Un aliño casero no requiere tanto tiempo de preparación y está muchísimo más rico. Desde luego no hay color (ni sabor, je je).