Tanto hablar de las marcas blancas en los productos procesados de alimentación, y resulta que en los tradicionales mercados de abastos, donde está la mayor variedad de frutas y hortalizas, se sigue valorando en la etiqueta de producto el origen como elemento diferenciador y de calidad. Y además, al consumirlo se confirman las mejores expectativas: que algo tiene el agua cuando la bendicen….
A estas alturas ya vienen de vuelta, pero se siguen vendiendo las picotas (las cerezas que no llevan rabitos) del Valle del Jerte, las más dulces y carnosas. He aprendido además una nueva variedad: la hambrune, también del Jerte. Me dicen en el puesto que pronto llegará la uva de Málaga ¡yupi!…
Empezó el verano con los melones variedad Galia, amarillitos, de pequeño y mediano tamaño, de sabor muy dulce. Al parecer muchos de ellos vienen de Marruecos, pero los que tienen un rabito largo son los de Sanlúcar, otro origen que imprime garantía al melón.
Aún no llegaron, pero hacen de emisarias las fresquillas. Los melocotones de Calanda son hoy por hoy los más dulces, de mejor factura, y los que mejor aguantan el tiempo en el frutero. Hay otras variedades, pero no pueden con Calanda, que está en Aragón, como mucha otra fruta de primerísima calidad.
Es todo un clásico, y nadie ha podido quitarle el protagonismo: hablo del plátano de Canarias. Otros como la banana acuden a nuestros mercados, pero no son lo mismo. El plátano de Canarias es hoy por hoy otro símbolo de calidad.
Los kiwis, una fruta de importación recién incorporada a nuestra mesa. Su precio suele ser constante en el tiempo, aunque hay otras variedades de peor calidad y menor precio, lógicamente. Pero los Kiwis de Nueva Zelanda se han ganado a pulso su marca: excelente sabor, mejor trazabilidad y a veces más vistoso calibre. Los sucedáneos no le superan.
Y para qué hablar de las patatas –de Sanlúcar o de Chipiona-, los tomates de Conil o de Los Palacios, y las naranjas del Tesorillo. Se trata de productos que con trabajo y esfuerzo han alcanzado un prestigio entre los consumidores más exigentes. Creo que el campo no debería trabajar la mediocridad, es una falta de respeto hacia la tierra.
Tienes razón Manuel. Y para colmo, hay vendedores que ponen sus productos en cajas marcadas con denominación de origen, cuando los suyos no lo son. Hay gente pá tó.
Creo que es obligatorio incluir el origen, la variedad y el calibre de lo que se vende en la frutería, pero no lo cumple casi nadie. Es otra forma de acostumbrar a la gente a vivir sin tener en cuenta la ley y a no hacer valer sus derechos. ¿No sería bueno una campaña que mostrase, por ejemplo, además de esto que digo, si las bicicletas pueden circular por las aceras, o si los coches pueden emitir canciones a todo volumen, o si se puede jugar a la pelota en la playa, o si las fuentes con alimentos pueden estar en el mostrador sin protección, etc?