Nuestro cuerpo no suele quejarse a corto plazo, pero lo cierto es que lo educaron para recibir los nutrientes de modo equilibrado, mediante una correcta proporción de tipos de alimentos. Y él sabe que necesita en cantidades moderadas pero constantes, los elementos del llamado triángulo saludable: hidratos de carbono, proteínas y verduras, todo ello con un mínimo de grasas, aunque sean muy saludables. Esto es lo que hay. No hay más misterio. Ahora pasemos al método.
Los japoneses inventaron un juego matemático muy popular hoy, que consiste en rellenar una cuadrícula (cada una llamada caja o región), partiendo de números ya dispuestos en algunas de las celdas, para completarlas. Podrían usarse colores, letras o figuras, pero se usan números para mayor claridad, que además no deben repetirse en una misma fila, columna o cuadrícula.
Prescindiendo de si hay o no soluciones únicas, lo cierto es que cada una de nuestras comidas (desayuno, almuerzo o cena), debe estar compuesta por los tres grupos de nutrientes básicos, y que además, como control, nuestro aparato digestivo se encarga de pasar lista. Para ello, lo primero es reconocer que en nuestra dieta puede haber alguna celda vacía, que es preciso rellenar.
Ahí os pongo un ejercicio práctico, llamado planificación dietética, que hicimos como taller en el curso de Cocina Sana, Sencilla y Sabrosa, impartido el mes pasado por la Escuela de Hostelería de Sevilla. Dado un menú semanal de almuerzos y cenas, hay que rellenar las líneas vacías, de tal modo que el resultado de cada celda quede completo, es decir, que en la dieta estén representados todos los grupos de nutrientes. Ésa es la forma correcta de alimentarse.
Nos guste o no, al confeccionar un menú hay que examinar los números –mejor dicho los alimentos o nutrientes- de esa celda, cuidando de que esté todo completo, es decir, que sumen un todo. De ese modo, nuestro cuerpo dará el visto bueno a la recepción, y estaremos bien alimentados.
La imagen lo dice todo: macarrones con tomate, lenguado al horno y pan integral y fruta, echan de menos una verdura, que podría ser un gazpacho, para ser equilibrado. En la cena por ejemplo: una ensalada de canónigos, manzana, apio y salsa de yogur, puré de patatas, pan y fruta….están faltos de la proteína como filete de pavo con pasas o un huevo en tortilla francesa.
Hacer menús es un pequeño sudoku en especie, con elementos que representan un porcentaje de nutrientes, que a su vez interactúan con los demás, hasta sumar uno.
Una vez más, los japoneses ponen orden en la vida, en este caso, en la buena alimentación.
Hay que practicar este sudoku en la cocina. No vale dejar celdas vacías por capricho o pereza. A largo plazo, tarde o temprano, nuestro cuerpo empezará a quejarse, seguro.