Son fechas en las que todo el mundo que come bien se plantea perder peso. Los escaparates de las farmacias y parafarmacias exhiben sus productos y suplementos para ayudar a adelgazar. Pero soltar lastre no es tan fácil, sobre todo a medida que vas cumpliendo años. Hoy he aprovechado el programa de Radio La Isla titulado Alimentación y Nutrición, en el que participa todos los jueves mi amiga María Isabel González, Técnico Superior en Dietética y Nutrición y bloguera, para comentar y resumir sus respuestas a las dudas en torno a las dietas de adelgazamiento. Creo que nos puede servir a todos.
Ayuda profesional: acudir a un médico o nutricionista, quien nos hará una dieta personalizada, según nuestra edad, sexo, tipo de vida e incluso según los kilos a perder, con un plan de choque y contra la retención de líquidos.
Publicaciones serias: hay buenos libros y artículos relacionados con el modo de comer, con las dietas más adecuadas y con nuestro estilo de vida, incluso de la relación que mantenemos con los alimentos.
Peso a perder: hay que tener muy claro que es lo que pretendemos al empezar una dieta, y organizar un plan de adelgazamiento de modo constante y paulatino pero con metas sensatas. Lógicamente la única variable será el tiempo total empleado. Para 2-3 kilos podría ser un plazo de 1-2 meses.
Dieta equilibrada e hidratación: consiste en comer de todo un poco, evitando alimentos muy calóricos, y, sobre todo, bebiendo mucha agua (2 litros diarios). Además, la dieta deberá estar adaptada a nuestras preferencias (muy importante).
Más gasto que ingesta: se trata de comer menos de lo que vamos a consumir por nuestra actividad diaria. El saldo debe ser negativo para adelgazar. Hay que evitar alimentos de calorías vacías (superfluos), priorizando alimentos de alto contenido nutricional.
Incluir más frutas, verduras y legumbres: se trata de alimentos que son poco calóricos en cantidades normales, con pocas grasas y mucha fibra. Estos tres grupos de alimentos son la base de una dieta sana enfocada a perder peso. También funcionan muy bien los alimentos con almidón, por ejemplo las patatas, nunca fritas por supuesto (cocidas, al horno o guisadas).
Comer sin prisas: es más importante de lo que creemos. Masticando más despacio conseguimos quemar más calorías. Es cuestión de organizarnos. Esto nos facilitará también la digestión y evitará el aburrimiento y la ansiedad. Pero hay que ir modificando poco a poco nuestros hábitos alimenticios.
Tolerancia, ser menos estrictos: seguramente una vez en semana tendremos que pasarnos, y esto no debe ser una tragedia. Así, nuestro régimen será más llevadero. No obstante, si al terminar la dieta vamos incorporando los mismos alimentos de antes, es normal que podamos aumentar de peso hasta un 20% más. Está claro que la dieta debe condicionar nuestro modo de comer futuro.
El ejercicio es fundamental: porque es el mejor modo de perder grasa, y por lo tanto peso. Dejando de comer solo conseguiremos perder líquido, que volveremos a recuperar una vez volvamos a nuestra antigua dieta. Se recomienda ejercicio tres veces por semana, o caminar 1 hora como mínimo al día.
Un poco de autocontrol: es interesante sacar nuestras propias conclusiones, anotando por ejemplo horarios de comidas realizadas, qué alimentos hemos incluido y en qué cantidades, de modo que tengamos conciencia de nuestro comportamiento real en la dieta, analizando causa/efecto.
No saltarse las comidas: si comes poco, pierdes poco. Solo se conseguirá llegar con más apetito –incontrolable- a la próxima comida.
Medicamentos o suplementos: no sirven para quitar el hambre. Estos productos son complementos, y nunca sustituyen a una buena alimentación. Algunos tienen efectos saciantes, pero no son imprescindibles para adelgazar. Sirven para acelerar la pérdida de peso, que en realidad es pérdida de líquido.
Alimentos crudos: se aconseja tomar alguno en cada comida, como es el caso de las verduras o frutas. De este modo ingerimos todas sus propiedades.
Cenas tempranas: de modo que al acostarnos hayamos gastado las calorías de los alimentos de la cena.
Carnes o pescado: hay que comer de todo, evitando la carne roja en las cenas. Se aconseja la carne blanca (aves) y el pescado que va muy bien por la noche (3 veces por semana).
Gracias a nuestra amiga Maribel por su labor en Radio La Isla, aportando información para que todos aprendamos a comer un poco mejor. Como ella dice, nos encontraremos mejor de ánimo y de aspecto, y estaremos más abiertos a los demás.