Próximamente cumplirá un año este antiguo establecimiento recuperado con una rehabilitación cuidada y actualizada. Las Banderas fue una espaciosa taberna clásica del barrio de La Viña (1892), que al día de hoy llevaba muchos años cerrada. Afortunadamente se ha respetado su disposición interior y sus cerramientos, así como su antiguo nombre, introduciendo algunos elementos decorativos que le dan un mayor protagonismo.
Buscando tapeo de cena para dos, entramos hace pocos días en Las Banderas. Me llevé la alegría de encontrarme en sala a la gran profesional Lara Panet, con larga experiencia en restaurantes de nivel, que ahora se ha incorporado a este lugar. También vi otra cara conocida, otra mujer de servicio de sala, Ana, con la que hemos coincidido en otro gastrobar en Cádiz. Creo que son dos excelentes profesionales de la hostelería y que aportarán mucho a esta Taberna.
Lo más llamativo de nuestra visita ha sido probar la manzanilla de Bodegas Infante de Orleáns, servida directamente de la bota, junto a su palo cortado y su amontillado. Vinos excelentes que se sirven con corrección en el lugar, que es lo suyo.
La carta está formada por embutidos, carnes mechadas, mariscos, quesos, conservas, etc., la mayoría servidos en papel de estraza. Comida fría como corresponde a este tipo de formato hostelero, si bien figura en la relación un guiso de día, que supongo estará disponible por las mañanas.
Una ensaladilla correcta, una excelente carne mechada de la provincia y el clásico dobladillo gaditano, fueron las tapas que pedimos para nuestra cena ligera particular. Tal vez el pan que acoge a esta última propuesta debería ser de menor tamaño, para no eclipsar su interior de caballa y tomate en rodajas.
Un servicio rápido y amable y una bodega con vinos de la provincia, sobre todo jereces y manzanillas, son la base a mi entender de una taberna clásica, o que aspira a serlo.
En cualquier caso, es un lugar atractivo como punto de encuentro que está recuperando algunos rincones de este barrio gaditano tan peculiar.