Beatriz Robles, experta en seguridad alimentaria, “resuelve todas las dudas sobre los alimentos, así como cuestiones sobre la compra, el cocinado, el consumo y los efectos en la salud». Acaba de salir al mercado a modo de «guía para comer sin riesgos y evitar los errores más frecuentes que cometemos en la cocina”. Yo ya tengo este libro: “Come seguro, comiendo de todo” (Editorial Planeta).
Con motivo de la aparición del libro, la escritora, Beatriz Robles, impartió una pequeña charla de presentación a través del formato webinar, en el que fue comentando todas aquellas cuestiones incluidas en el mismo, junto al dietista Juan Revenga, autor del prólogo.
Robles comenzó indicando que actualmente, donde se distribuyen alimentos (como los comedores colectivos), se detectan mucho antes los fallos de seguridad alimentaria, de ahí que no le demos importancia al adquirirlos, porque se percibe que todo está bajo control. En cualquier caso, se falla por desconocimiento o por no gastar en formación o en recursos.
En cuanto a los alimentos de alto riesgo son cualquier alimento crudo. A veces, cuando surgen intoxicaciones en los hogares, hay que tener en cuenta que no tiene por qué deberse a la última comida, pues hay un periodo de incubación (desde media hora a 15-70 días). En cuanto a la COVID-19, no hay evidencia de transmisiones alimentarias.
Conocemos el origen de las intoxicaciones alimentarias solamente por: a)tener consecuencias graves y b) por implicar a muchas personas (si ocurre en una boda). Pero la mayoría no se notifica.
Y relativo a consejos sobre seguridad alimentaria, Robles habló del lavado de manos, constante, para cambiar de un alimento a otro, o para cambiar de actividad, y por otro lado, la contaminación cruzada. Hay que evitar la costumbre de probar con cuchara y luego devolver al guiso. Otro mal ejemplo son las tapas expuestas sobre la barra de los bares. De todo esto se trata en el curso de manipuladores de alimentos. El Covid ha corregido estas cosas. En los programas de cocina, en TV, con el aspecto nutricional se olvida la seguridad alimentaria (anillos, pulseras, pelo suelto, pendientes, maquillaje….).
En la cocina, a baja temperatura, hay que guardar ciertas pautas (es un riesgo por ser -65ªC). Robles también habló de la famosa «cocina en el lavaplatos», indicando que eso no es cocinar, pues su temperatura es más baja, y se realiza junto a alimentos que no alcanza suficiente temperatura y además con suciedad. Es muy probable que se produzcan intoxicaciones alimentarias.
El libro recorre temas como las buenas prácticas al comprar, el orden y la limpieza en la casa, los tiempos y temperaturas de cocción y conservación, así como consejos para alimentarse en tiempos de pandemia.
También se incluyen en la obra un análisis de los alimentos más peligrosos para la seguridad alimentaria: huevos, leche cruda, comida de fiambreras, o el mercurio del pescado. Las nuevas tendencias (marinados), la seguridad alimentaria, mitos y bulos, son también objeto de estudio en esta obra.
En resumen, un manual imprescindible para formar e informar a las personas que compran, manipulan y cocinan alimentos crudos y procesados. Dadas las investigaciones y conocimientos que hoy tenemos sobre los riesgos alimentarios, todos tenemos responsabilidad en hacer las cosas correctas, ya que nos va la salud de todos en ello.