Es difícil encontrarlo, os lo aseguro. Hay que echar un ratito y agacharse para identificarlo tras las vitrinas de refrigeración de los supermercados. Y cuando ya parece que lo tenemos localizado, pues resulta que descubres que en su etiqueta pone “edulcorado”, y entonces, vuelta a empezar la selección yogurtera. Hoy, lo tenemos en la portada de Comeencasa. Gracias señor Yogur Natural Desnatado, es un honor.
El post es suyo, preséntese a los lectores
Genéricamente soy el producto obtenido de la coagulación de la leche por acción de las bacterias lácticas, y en mi caso concreto, sin grasa ni azúcar añadida. Los yogures empezamos a trabajar hace muchos años. Al principio la gente nos llamaba “leche agria”, y nos envasaban en un coqueto vasito de cristal. Aún recuerdo mis años en la Cafetería La Camelia, de Cádiz, sin marca, yo era simplemente yo, un producto terapéutico, superior y con una vocación de servicio. No obstante el envase actual, con termosellado, contamina menos que el de vidrio. A veces el progreso trae cosas buenas. Por supuesto, no hablo de marcas.
Yogures hay muchos, pero ¿qué le hace diferente?
Mi esencia es única: un preparado de Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, como los demás, pero con menos del 0,5% de grasa de la leche (el resto tiene más del 2% de grasa), y los cremosos –poco saludables creo yo aunque muy populares-, llevan un 10%. Yo prescindo con elegancia del azúcar, ni siquiera acepto edulcoración artificial (aunque sea autorizada), que dejan en la boca un raro recuerdo. Soy un yogur que ejerzo de eso, de yogur, y punto, y además ayudo a no engordar. Por mi simpleza no invierten en mí costosas campañas de imagen o de I+D. Lo mío vende poco.
¿Es usted minoría?
Claro. Me fabrican poco, me aíslan en las vitrinas, pocas marcas me quieren, en fin… me acorralan lácteos muy complejos, creo que innecesariamente complejos y “enriquecidos”. La gente se complica mucho la vida con los gustos de estos productos. Otra cosa es el tema de la intolerancia a la lactosa, que a veces es necesario eliminar de nuestro interior. De todos modos, siempre trabajo en cuadrilla de cuatro como mínimo.
¿El consumismo salvaje tal vez?
Dice usted bien. Estoy rodeado de yogures Bio (ignoro su utilidad) y de sabores de fruta (solo sabores), enriquecidos con cosas de dudoso origen, así como de otras pamplinas que no hacen sino desvirtuar nuestra función real. Somos lácteos cuidadores y enriquecedores, no somos postres para degustar, esos son otra cosa. Y estoy harto de decirlo.
Pero clamará usted en el desierto….
Y por ello me estoy volviendo un activista antipático. Lógico, teniendo en cuenta que apenas me incluyen en las compras. Mis clientes son una minoría, gente rara diría yo, tal vez solo los que se encuentran enfermos o delicados, y que luego, para colmo, me añaden azúcar…., no hay manera de aceptar los alimentos si azucarar…. ¡Cuánta vulgaridad!
¿Y por qué no se queja al fabricante?
La industria alimentaria está por complacer, inventándose sabores nuevos con tal de que la gente se enganche incondicionalmente. La salud le da igual, a pesar de que en la alimentación es lo primero. Aquí venden variedad y sabor y punto. Y mira que yo se lo digo, pero está claro que no estoy de moda. Un yogur blanco poco cremoso por ser desnatado, y encima sin azúcar es un aburrimiento para la gran mayoría de la población, tanto que me miran con cara de asco. Yo ya estoy acostumbrado.
Al menos le gustará lo que hace….
Siempre. Ante todo soy un yogur profesional, serio, no acepto sobornos ni comisiones. Tengo como todos mis compañeros un ciclo de vida. No olvidemos que en España los lácteos representamos el 2% de la industria alimentaria, con un gran peso en la dieta habitual de la población. Leche cruda tratada o transformada con normativa de calidad. Se incluyen aquí natas, mantequillas, quesos todos, leches, postres lácteos y batidos, y, por supuesto, el yogur, el más exquisito. Somos el mejor aliado del intestino grueso y su metabolismo. Y pertenecemos a una dieta equilibrada.
Sin acritud, ¿puede citarnos a algunos de sus compañeros?
Yogur natural, azucarado (azúcar comestible), edulcorado (autorizado), con frutas, zumos naturales, aromatizado, pasteurizado, etc.; desnatado, semidesnatado, entero, cremoso, firme, batido o líquido. La normativa exige siempre un mínimo del 70% de cantidad de yogur. Podemos llevar gelatina, almidones, colorantes autorizados, aditivos, estabilizantes, pectina, agar-agar y almidón, y bacterias probióticas no patógenas. Tras dos días de reposo una vez elaborados, nos deben comercializar como máximo en los 28 días siguientes, y conservarnos en frío entre 1º y 8º C.
¿Alguna conclusión?
Bueno, aunque seguiré siendo un yogur “silencioso” como algunos votantes, quiero recalcar que el yogur es un gran aliado contra el sobrepeso. También me consta que en Comeencasa me valoran mucho. Y, un ruego a todos: no sustituir nunca la fruta por un yogur como postre, son cosas distintas.
Más información: El yogur, un aliado contra el sobrepeso