La Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía acaba de inaugurar una pequeña exposición fotográfica de los faros de la costa andaluza, que merece la pena visitar. Podrá verse en el espacio expositivo cedido en la sede de la Autoridad Portuaria, en la Plaza de España de Cádiz, y estará abierta hasta el próximo 10 de octubre. Está organizada por la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía, recién constituida. Se trata de recordar y difundir la importancia de estas torres en la navegación a lo largo de la historia, así como del trabajo callado de los fareros, que en muchas ocasiones vivían en las torres con sus familias. Andalucía cuenta con 30 faros a lo largo de su costa, pero también hay algunos de interior. Las fotografías son excelentes. La exposición coincide con el centenario del nuevo faro de San Sebastián, llamado Faro de Cádiz.
Como bisnieta, nieta, sobrina-nieta y sobrina de fareros, me emociona el recuerdo de estos faros, tan relacionados laboral y sentimentalmente a la vida de mi familia durante años. No pude estar en el acto de inauguración de la exposición, pero me enviaron un trozo de la cinta que se cortó aquel día. La guardaré como recuerdo.
El Duque de Nájera, Gobernador Militar de la ciudad, ordenó en 1898 demoler el faro de San Sebastián, ubicado en el castillo del mismo nombre, debido a que la guerra que manteníamos con Estados Unidos convertía a la torre en una clara referencia como objetivo en caso de ataque americano. Tras el derribo, quedó de pie solo la base de la antigua torre (suponemos que de origen fenicio). No fue hasta diciembre de 1903 cuando el Ministerio de la Guerra decide la construcción de un nuevo faro, pero con ciertas condiciones. Mientras tanto, Cádiz se quedó sin faro para navegantes.
La nueva torre debía tener dos partes muy diferenciadas: una de mampostería no más alta que las casamatas existentes en el fuerte (para no ser visibles desde el exterior) y el resto de hierro y desmontable fácilmente, caso de ser necesario por motivos bélicos. Así fue, y se construyó un faro en acero laminado, con proyecto a cargo del ingeniero Rafael de la Cerda.
La construcción se retrasó por diversos motivos, y aún terminado no pudo encenderse pues se decidió instalar alumbrado eléctrico –una novedad para la época-, siendo el segundo faro de España que utilizó esta fuente de energía. Fue el 30 de septiembre de 2013 cuando el faro de San Sebastián alumbró definitivamente, como uno de los más modernos del país.
Han sido más de 36.500 noches desde aquel 30 de septiembre. En muchas de ellas trabajó mi abuelo, Francisco Fedriani Garbarino, que también ejerció de farero en otras torres como Punta Carnero, Algeciras o Trafalgar. Una noche sí y otra no caminaba desde su casa junto a la Plaza de la Catedral de Cádiz hasta el faro, en verano o invierno, con frío, lluvia, levante o poniente, y siempre con mucha humedad. Mi tío menor, Lucas, solía acompañarle y hacerle más ligero el camino, porque las piernas de mi abuelo renqueaban de reúma.
El faro de Cádiz es el único con estructura metálica que sigue funcionando como tal. Hoy ya ha desaparecido el oficio de farero –o torrero-, pues los faros están automatizados gracias a las nuevas tecnologías.
Dada la importancia de estas torres como guías de navegantes desde la antigüedad, creo que deberían conservarse con un pequeño centro de interpretación o museo para todo visitante. Lo digo como enamorada que soy de estos edificios, y como bisnieta, nieta, sobrina-nieta y sobrina de fareros. En mi familia siempre se habló de faros, de encendidos, de noche y amanecer en el mar, de oleajes y de mareas altas. En aquellos faros por los que pasó mi abuelo Paco quedaron recuerdos, vivencias, silencios y trabajo bajo la sombra, para dar luz a los demás en la oscuridad del mar.
Enhorabuena al trabajo realizado por la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía.
Más información:
Amigos de los Faros de Andalucía
Sobre el centenario del faro de Cádiz
Me sumo a la opinión de Adela, recuerdo el libro del Tio Lucas donde narra lo complejo de acceder al faro las noches donde el mar estaba revuelto. Este verano visité el recinto y me hizo mucha ilusión, la vista desde allí de Cádiz es preciosa.
Gracias por el comentario. Los faros siempre serán parte de nuestra familia, de su pasado y de sus recuerdos.
¡qué podría yo apuntar a este escrito que no hayas dicho ya! Todos sabéis mi pasión por los faros, ya que fui parte integrante de los mismos cuando acompañaba a papá por aquel largo espigón en los días buenos y malos, para limpiar sus lentes… y del recuerdo de mi querido hermano Lucas, que muchas noches fue su ayudante y allí se hizo poeta en la soledad, dejando vivencias muy queridas para toda la familia. Charo gracias por este escrito tan bonito .