En el libro “Consejos de Nutrición, cocina y hogar”, de la gran Cristina Galiano, se repasan por orden alfabético las características de los diferentes productos, dando instrucciones y consejos para su manipulado, elaboración e incluso almacenaje. En la p de patatas, encontré estos buenos consejos que pueden servirnos a todos –bien tortillólogos o de otras ideologías más conservadoras. Y para terminar el post, aprovechando el espacio, una receta más de tortilla.

Para pelar, siempre patatas gordas, que se pelan mejor y más rápido. Antes de cocinarlas, debe eliminarse los brotes o tallos, pues allí se produce una sustancia tóxica para nuestro organismo, llamada solanina. Se deben pelar con un pelaverduras de cuchilla transversal, pues arrancan menos piel, ya que pegada a la piel es la zona donde se concentran mayor cantidad de vitaminas y minerales.

A las patatas fritas hay que añadirles la sal después de fritas para que no se ablanden.

Las patatas fritas congeladas suelen estar prefritas en aceites malos (coco, palma), y no son buenas para nuestra salud. Hay que hacerlas en casa.

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Y ahora paso a la práctica: una tortilla de patatas con champiñones que hicimos anoche para cenar:

Ingredientes para 3 personas: 2 patatas medianas, 3 huevos, ¼ de champiñones,4-5 ajitos, un chorreón de vino blanco, sal y aceite de oliva virgen extra.

Pelamos las patatas y las freímos en aceite bien caliente. Sacamos y reservamos. Los champiñones los habíamos limpiado anteriormente, eliminando los rabitos, troceándolos y bañándolos en zumo de limón.

Pelamos los ajitos y los picamos a láminas, pochándolos en un perol con poco aceite y a continuación los champiñones. Añadimos sal y un chorreón de vino blanco y dejamos que se evapore el vino, todo ello en unos quince minutos.

Batimos los huevos, los añadimos a las patatas fritas y a los champiñones.

Ya solo queda hacer la tortilla de patatas, con las mismas técnicas de siempre.

Esta tortilla está muy rica.