En esta ocasión el trabajo ha sido externo, fuera de la cocina propia, en un restaurante. Pero no por ello faltaron las herramientas necesarias: cámara fotográfica, una libreta y un bolígrafo. Porque en cuanto comienzan a llegar platos hay que ponerse en marcha: inspección visual, olfativa, bendición fotográfica y degustación, que confirmará o desmentirá las primeras impresiones. Y de allí, outputs convertidos en un post más o menos bueno, pero con la filosofía de la honestidad, que no es poco. Normalmente la información viene de nuestra propia cocina, pero por esta vez surge de un fogón ajeno, y hay que contarlo.
El mundo de la gastronomía da para mucho, de hecho creo que rige gran parte de nuestra vida, desde la salud hasta la amistad, aportando calidad o deficiencias. Cualquier cocinero que se precie en casa lleva siempre su libro de recetas o bien su tablet para buscar información. El bolígrafo se hace imprescindible. Pero la cámara es algo innato al bloguero/a, que observa, experimenta, comprueba y lo cuenta enseguida al resto del mundo con la mejor prueba que conoce, la imagen.
El bloguero gastronómico, o de cocina doméstica como yo, siempre tiene trabajo. No solo por la necesidad de aprender y sorprenderse él mismo, sino porque el mundo exterior quiere sorprenderle continuamente, bien con buenos proyectos o bien con las peores prácticas como son la especulación, el materialismo, la pereza y en suma la falta de respeto al ser humano que necesita alimentarse. El bloguero observa las 24 horas del dia. Con la comida no se juega y él ve el mundo a través de su propia cocina o de la ajena.
No sin mi libreta ni mi cámara, pero el blog es para todos.
Dedicado a mis amigos blogueros gastronómicos de Cádiz y Sevilla.
¡que suerte tener un poeta en la familia! No todos los posts del mundo mundial acaban con unas rimas….
Varios platos, ordenados,
pendientes de comensales
a los que el hambre les sale
por más de cuatro costados.
Primer y tímido intento
de trincar una croqueta:
¡se queda la mano quieta,
hasta que, con el invento
de la cámara oportuna,
digital, levanta el acta,
y ya, de manera exacta,
se pinchan una por una!
Después se ataca con saña,
seria pero moderada,
la ensaladilla, ensalada,
o la ración de lasaña
también fotografiada.
Aquí el modelo está claro,
porque hasta el solomillo,
al whisky, ajo o tomillo,
tiene foto hecha por Charo.
Mejor sólo fotogramas,
que el video continuado
donde al final, rebañados,
se observara el aclarado
de los platos y su drama:
cómo los hemos vaciado,
socavándonos la fama
con lo bien que había empezado.
Se mira, pulsa y abrevia.
De inmediato, el revelado:
comes con memoria previa
y recuerdas lo mascado.
Muchas gracias Luis por la visita y el ánimo. Ahí seguiremos. Y muchas gracias también a Adela y a Conchi.
hola: como siempre estupendo tu artículo; menos mal que la cámara te cabe en el bolso, mira que si fueran las cámaras de antaño menudo trajín. Un besazo para los dos.
Hola Charo,
Me encanta vuestro trabajo y dedicación, sois un ejemplo para todos nosotros. Efectivamente la gastronomía es todo un universo, y hay mucho que aprender, así que te animo a seguir con tu libreta y tu cámara.
Un saludo.
NO SIN MI CÁMARA!!!!!, JAJAJAJA