No soy de lata, sino de mata, tengo cierta clase. Soy un tomate de pera oriundo de Murcia (porque salgo al mercado fuera de temporada), y vendido en Huelva, pues con el frío aquí no puedo reproducirme. Resulta que llevo menos de 24 horas en esta casa bloguera, procedente del mercado y ya tengo un trozo totalmente podrido, con lo que he quedado fatal, ¡qué vergüenza!  Pero, no es culpa mía. Me han dejado deteriorarme, me han olvidado. Y ahora, me han metido en la bolsa de Charo, de Comeencasa, que compró dos kilos de tomates para hacerlo frito. No voy a poder dar la talla de presencia y calidad. La mitad de mi cuerpo está para la basura….¡veanlo ustedes mismos!

No sé por qué doy tantas explicaciones en este blog tan casero, tan sencillo. Es que el tiempo que he pasado primero en el campo, luego en la lonja de la cooperativa y por último en la plaza, me han dado cierta experiencia tomatera profunda sobre mi calidad, antes indiscutible. Ahora siempre estoy en entredicho. Y para colmo esto, que me saquen de la bolsa con la mitad podrida. ¿qué puedo decir ahora en mi defensa?. Nada. La fiscal cocinera tendrá razón: vengo del mercado con defecto evidente, no deberían haberme vendido.

He visto muchas veces como los verduleros colocan disimuladamente mercancía guarrindonga (fruta o verdura), deteriorada como para vender y para consumir, pero venden al precio oficial. He sido testigo de estas tropelías. No hay derecho, cuando el comprador paga lo estipulado, sin quejarse, sin poner pega ni hacer comentario en contra, y entonces, se encuentra con que dos o más piezas vienen mal entre las perfectas. Estos verduleros llevan con esta misma técnica muchos años, engañando al comprador. Y también sé que Charo de Comeencasa ha devuelto más de una vez mercancía en mal estado o con mala presencia. Y entonces al vendedor se le ha puesto la cara colorada, como tomate claro, pero la culpa es suya.

Yo, en este caso tomate víctima y culpable, solo digo que esto no debería ocurrir en pleno siglo XXI. Que las relaciones comerciales deben basarse en la confianza, en la transparencia, en la honestidad, en resumen la profesionalidad. Lo demás son malas prácticas. Ahora mismo, a punto de entrar en un perol con aceite para ser frito al estilo tradicional, tendré que sacrificar y desperdiciar la mitad de mi cuerpo por chungo, y aguantar la mala cara que me pondrá Charo mientras me corta, y todo por ese impresentable vendedor del puesto del mercado. ¡ay…….!!!!! Qué harto me tienen…..

Propongo que todo aquel que “cuele” a sabiendas mercancía en mal estado al comprador, reciba un cosqui por cada pieza chunga que endiñe. A ver si los tomates somos los primeros en recuperar dignidad …De lo contrario, siempre seremos un país de granujas, corruptos e irresponsables…. ¡a ver cuanto tomate frito sale ahora!

Por esta vez no he publicado el nombre del verdulero….