Solicitado y en tramitación nuestro título de tortillólogos, y a la espera de la notificación fehaciente de la concesión del documento que nos habilita como profesionales de la tortillología, seguiremos haciendo prácticas para aumentar nota, pero también por amor al arte, pues estamos enganchados a esto de degustar y hacer tortillas de patatas y otros ingredientes. En esta ocasión –inesperadamente- hemos hecho un descubrimiento, una nueva aula magistral, aunque pertenezca a la enseñanza privada.
Nuestras tareas cofrades, propias de la cuaresma gaditana, encaminaron nuestros pasos a un bar sito en la esquina de las gaditanas calles Sagasta y Benjumeda. Es un local decorado sin diseño, de manera básica, pero muy limpio y totalmente renovado. Una semana antes nos habían llamado la atención un par de tortillas enormes que asomaban a una ventana-escaparate del establecimiento. No habíamos oído hablar del Bar La Perdiz, nombre del sitio, y corríamos el riesgo de que la tortilla fuera prefabricada. Eso habría sido un auténtico fracaso en nuestra investigación, una mancha en nuestra brillante hoja de servicios. Pero el hallazgo compensó el tiempo y el interés empleados en el proyecto.
Por ello, entramos en La Perdiz en modo urgencia, preguntando abiertamente al camarero-gerente si la tortilla era autóctona. “Por supuesto” respondió el buen hombre. “Y solo me queda un trozo de la tortilla clásica y algo más de la mixta –cebolla, pimiento rojo y jamón-. Aunque la más apreciada por el público es la tortilla de jamón cocido con queso manchego”. Y mientras hablaba, nosotros tomando nota sin parar. Pues, nada, hoy probaremos estas dos tortillas.
La primera –la clásica- estaba hecha desde por la mañana, y eran las 9 de la noche y aún estaba jugosa. La segunda, la mixta, también estaba en su punto para probar y dimos buena cuenta de ella. Realmente ambas eran tortillas de profesionales. ¡Lástima no haberlas conocido antes!. Al parecer, el cocinero es un gran tortillólogo y hace las tortillas según le viene en gana, como debe ser.
El Bar La Perdiz cuenta con numerosas tapas tradicionales entre ensaladilla, albóndigas, etc., pero no tuvimos tiempo de probarlas. El lugar da desayunos desde temprano y tapas al mediodía.
En resumen: me alegro mucho de haber encontrado unas buenas tortillas en un bar escondido en las calles estrechas de Cádiz, fuera del supuesto circuito moderno y glamouroso. Está claro que hay que buscar, investigar, arriesgar y llegar hasta el final de la buena tortilla, porque ésta puede surgir dónde menos te lo esperes. Por favor, tome nota señor Monforte.
Aquí va la crónica que hizo del bar el blog L’Obeli